El crecimiento económico en Catalunya está superando las expectativas iniciales del Govern. Para este año, se prevé un aumento del producto interior bruto (PIB) catalán del 2,7%, lo que representa un incremento de seis décimas respecto a lo que había pronosticado el Departament d’Economia i Finances.
Este aumento se atribuye principalmente al “fuerte impulso de la demanda interna”. Las proyecciones para el próximo año también son optimistas, apuntando a un crecimiento del 2,2% para 2025, que es una décima más que las estimaciones anteriores.
La consellera de Economia i Finances, Alícia Romero, ha afirmado que los datos reflejan que la economía catalana es “vigorosa”, aunque también ha reconocido la necesidad de “continuar trabajando para que la prosperidad llegue a todos”.
En este sentido, enfatiza la importancia de la colaboración entre “sindicatos, patronales y administraciones” para recuperar el liderazgo económico de Catalunya, un mensaje que transmitió en un foro organizado por El Economista.
Comparando con la zona euro, la economía de Catalunya está creciendo a un ritmo superior. No obstante, Romero ha indicado que persisten “riesgos significativos” en el horizonte, derivados de un entorno europeo inestable, el contexto geopolítico y la inflación continua en el sector de los servicios. Aunque el PIB de la zona euro se espera que crezca solo un 0,7% este año y un 1,3% en 2025, la proyección de crecimiento de Catalunya para 2024, que también es del 2,7%, coincide con la del Gobierno español para toda España. El incremento del PIB catalán se debe, en gran medida, a la contribución positiva de la demanda interna, que representa dos puntos porcentuales.
El gasto de las familias se incrementa hasta un 2,5% impulsado por una mejora en el mercado laboral, un aumento positivo en los salarios y una inflación contenida. Por otro lado, el crecimiento del consumo público se mantiene en un 2,3%, mientras que la inversión logra salir del terreno negativo con un incremento del 2,3%. En relación a la demanda internacional, que avanza a un 0,6%, las exportaciones de bienes y servicios experimentan una desaceleración, creciendo solo un 1,6% debido a la debilidad de los principales socios comerciales, lo cual contrasta con el notable incremento del 7,1% del año pasado. A pesar de esta desaceleración, el sector exterior se ve beneficiado por el auge en el comercio de servicios.