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De acuerdo con un informe de McKinsey, España está avanzando adecuadamente en su proceso de transición hacia energías más sostenibles, aunque presenta deficiencias en lo que respecta a su sector industrial

La transformación energética ofrece a España una oportunidad única para encabezar un cambio industrial significativo. El país ha alcanzado sus metas energéticas, y gracias a su compromiso con las energías renovables, ha logrado reducir el costo de la energía en un 20% en comparación con la media de la Unión Europea.

Sin embargo, este progreso no se está manifestando en una estrategia efectiva para que la industria desempeñe un papel fundamental en este proceso transformador hacia una producción más sostenible.

Esta es la conclusión principal del reciente Índice de Transición Energética e Industrialización, elaborado por McKinsey en España, con la intención de resaltar el desarrollo de la economía española como líder potencial en la transición energética.

Si se ejecuta con éxito, esto podría incrementar el PIB en un 20% y generar un millón de nuevos puestos de trabajo, de los cuales más de 200.000 serían especializados.

“Es fundamental hacer un llamado a la acción a todos los sectores de la sociedad. Ciudadanos, empresas y administraciones deben reconocer la oportunidad que España tiene ante sí y colaborar de manera coordinada para alcanzar ese liderazgo. Si bien estamos avanzando en la transición energética, en el ámbito de la industrialización todavía estamos rezagados, según la evaluación de los indicadores que hemos analizado”, explicó Maria Joao Ribeirinho, socia senior de McKinsey.

El índice, que McKinsey renovará cada seis meses, examina 23 indicadores medibles con datos nacionales actualizados y metas oficiales. Se establecen tres categorías: liderando, en progreso o rezagado. En cuanto a la transición energética, se concluye que España está a la vanguardia, reflejando mejoras en la reducción de emisiones y la integración de energías renovables, así como un diferencial de precios que favorece la competitividad de su economía.

La evaluación actual de la situación del sector industrial indica que «debe mejorar». En este instante, esta área contribuye con un 11,9% al PIB de España, cifra que está muy por debajo del promedio de la Unión Europea. Asimismo, la inversión en investigación y desarrollo no ha superado el 1,4% en los últimos diez años, mientras que la UE establece un objetivo del 3%. Los datos sobre la producción industrial son preocupantes; en 2023, se fabricaron 2,45 millones de automóviles, lo que implica 250.000 unidades menos que antes de la crisis sanitaria, y solo un 16% de estos son eléctricos.

Maria Joao Ribeirinho advierte que «hay una oportunidad única, ya que muchas industrias están trasladando sus actividades y España debe presentarse como un destino atractivo». Para lograrlo, la socia de McKinsey sugiere que «la reducción en los costos de producción de energía se refleje en el sector industrial, evitando costos adicionales y cargas fiscales». Además, los expertos de McKinsey destacan la importancia de agilizar los trámites administrativos relacionados con las industrias sostenibles.

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