Categorías: Economía
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14 octubre, 2024 8:22 am

Mano y dirección imperceptibles

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La semana pasada, Elon Musk dio a conocer las últimas innovaciones de Tesla durante el evento We Robot. En la ocasión se presentó el Cybercab, un taxi eléctrico y autónomo que no cuenta con volante ni pedales; el Cybervan, una furgoneta eléctrica y autónoma con espacio para 20 usuarios; y Optimus, el robot humanoide que ya habíamos visto anteriormente, pero esta vez en una versión grupal.

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La presentación fue impresionante: calles llenas de vehículos autónomos, tiendas y transeúntes; grabaciones aéreas con drones; y una multitud predominantemente masculina que ovacionaba a Musk con entusiasmo, casi como en un partido de fútbol. ¿Un poco excesivo? Sin duda.

La relevancia del nombre no puede pasarse por alto.

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Desde hace un tiempo, Tesla ha estado transformándose. De ser un fabricante de vehículos eléctricos, ha pasado a convertirse en una empresa tecnológica que desarrolla, integra y comercializa inteligencia artificial. Lo que ha hecho destacar a Tesla siempre ha sido su software y el autopiloto, un término que puede llevar a confusión al sugerir una conducción totalmente autónoma (FSD). Este punto es importante, ya que Musk ha estado asegurando desde 2014 que la tecnología estaría lista “el año siguiente”.

Tras una presentación tan impactante, las acciones de Tesla no respondieron de manera positiva.

A lo largo de estos años, en lugar de disfrutar de los beneficios de la FSD, lo que hemos visto son espectáculos como el Cybertruck, una camioneta destinada a un público masculino y afín a Trump, y el Optimus, un robot pensado para ayudar en el hogar: jugar con los niños, ser un profesor y llevar cervezas al sofá, a un costo de entre 20.000 y 30.000 euros, según se informó. ¿Realmente? Tal vez en el futuro. Por ahora, en un video promocional del robot que muestra cómo dobla ropa (una tarea considerada compleja para los robots), se observa en la esquina inferior derecha una mano que parece estar manipulando el proceso de manera remota. Este video recuerda demasiado a otro que se lanzó en 2016 sobre el autopiloto de Tesla, que resultó ser manipulado por un ingeniero que lo controlaba a distancia.

Los inversionistas parecen haber notado que los videos y presentaciones de Musk son como fuegos artificiales que ofrecen visiones del futuro que él desea, futuros que aún no se concretan y cuya necesidad es cuestionable (¿realmente queremos un robot que eduque a nuestros hijos? No, gracias). Al cierre del mercado el pasado viernes, las acciones de Tesla experimentaron una caída del 9%. Esto se ve complicado por el historial de Musk y sus afirmaciones sobre el Cybercab: “no contará con volante ni pedales, ¡espero que todo salga bien!”, seguido de su previsión de que “tendremos el Cybercab –tengo una tendencia optimista respecto a los plazos– en 2026, o mejor dicho, antes de 2027”.

Los expertos anticipaban novedades en el corto plazo, pero Musk continuó posponiendo las expectativas —en esta ocasión hasta 2027— adornando sus declaraciones con propuestas de robots humanoides y un taxi con un diseño retro. Al final, el mercado, en su forma invisible, ha decidido no hacerse cargo del rumbo que sugiere Musk.

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