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Invertir en bonos corporativos: ¿qué rendimientos se pueden obtener en la actualidad?

La inversión en deuda corporativa está ganando terreno entre los pequeños inversores en España. Los clientes están recurriendo a diversas plataformas que facilitan la adquisición de bonos de empresas, una opción ideal para aquellos que buscan protegerse, especialmente contra la inflación.

Esta aversión al riesgo permite optar por rendimientos más altos. Tradicionalmente reservada para grandes capitales, esta alternativa se ha vuelto atractiva para el ahorrador español medio, que tiende a ser conservador.

Pedro Vallés, encargado en Madrid de finanzas personales en GVC Gaesco, menciona que “los bonos corporativos de alta calidad generalmente ofrecen un rendimiento superior al de la deuda pública, brindando más interés con un riesgo bajo”.

Al igual que una letra del tesoro, cuando se invierte en un bono se presta dinero a una empresa a cambio de un pago en un futuro o en intervalos específicos. La rentabilidad se mide a través de la Tasa Interna de Retorno (TIR), que considera los flujos de caja, como los cupones y las variaciones de precio, para ofrecer la rentabilidad esperada en un año, similar al TAE en depósitos bancarios.

Hoy en día, se estima que la rentabilidad en el plazo de un año se sitúa entre el 2,8% y el 3,2%. “Existen bonos para todos los perfiles de inversores. Es posible crear una cartera con deuda de grado de inversión para plazos de 2 a 3 años que genere entre un 3% y un 3,5% al año. Para quienes están dispuestos a asumir un mayor riesgo, los niveles de retorno pueden superar el 4%”, analizan Sofía Antón, directora de Auriga Bonos y con más de diez años de experiencia en este ámbito.

La TIR, equivalente al TAE de los productos bancarios, indica la rentabilidad esperada. Aunque algunos puedan considerar estas cifras como bajas, desde GVC Gaesco aclaran que el objetivo de la renta fija de alta calidad es sobrellevar la inflación; obtener grandes beneficios no es factible a menos que se asuma un riesgo considerable o se busque especular.

En un contexto donde las tasas de interés están disminuyendo y se espera que la rentabilidad también se reduzca, puede ser beneficioso optar por un bono a largo plazo que garantice un rendimiento atractivo. «Si las tasas caen más adelante, la decisión de invertir ahora tiene sentido, ya que si renovaras cada año, te enfrentarías a tasas más bajas con el tiempo», señala Vallés. Lo habitual es adquirir estos instrumentos del mercado secundario, donde se transaccionan una vez emitidos. Al seleccionar, siempre es aconsejable diversificar en términos de emisores y plazos, manteniendo una calidad crediticia aceptable, sin descender del grado de inversión.

Entre los sectores destacados se encuentran las entidades financieras, empresas automotrices, compañías petroleras, bancos, concesionarias de autopistas y tecnológicas. «Es fundamental conocer al emisor, saber a quién le estás confiando tu dinero», advierte Antón. También es crucial determinar el período de inversión, asegurando que no se necesitará el capital antes de su vencimiento, así como verificar la calidad crediticia del emisor. Generalmente, este último aspecto es atendido por las plataformas, que realizan un filtrado.

En la clasificación de riesgos de los productos financieros (hasta un máximo de 6/6), existen bonos con diferentes niveles de riesgo, dependiendo de si el emisor está fuera de la UE, la divisa utilizada, el plazo y su calificación crediticia. Si un emisor o su bono no tienen calificación, puede clasificarse automáticamente como 6/6, aun cuando en realidad presente un riesgo menor. Las plataformas también gestionan las opciones, adaptándolas al perfil del inversor minorista y desaconsejan alejarse de los bonos de alta calidad.

Aunque esta opción es relativamente segura, se deben considerar ciertos riesgos inherentes al producto que podrían resultar en pérdidas. El primero es el impago del emisor, es decir, que la empresa no pueda cumplir con sus obligaciones de pago. El segundo riesgo implica la necesidad de vender anticipadamente el bono antes de su vencimiento, lo cual podría traducirse en pérdidas, dependiendo de su valoración en el mercado en ese momento.

«Al mantener la inversión hasta su fecha de vencimiento y siempre que el emisor cumpla, se puede esperar obtener la TIR proyectada», comenta Antón. Vallés añade que «los inversores minoristas, por lo general, buscan mantener hasta el final del plazo». Antes de realizar cualquier inversión, es necesario completar un cuestionario de adecuación para asegurarse de que se comprende el producto. Además, durante la adquisición pueden aplicarse tarifas de corretaje y comisiones anuales por custodia.

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