He estado recibiendo información de diversas partes del mundo acerca de la creación de fondos de capital de riesgo. Estos vehículos están destinados a apoyar financieramente a pequeños negocios, emprendedores o grupos que han identificado oportunidades para lanzar productos o servicios innovadores.
El capital riesgo comenzó a desarrollarse en Estados Unidos en la década de 1970, cuando instituciones como Harvard y el MIT comenzaron a ofrecer cursos sobre emprendimiento. A raíz de esto, surgieron diversas empresas de capital de riesgo, algunas impulsadas por académicos especializados en el tema, quienes obtuvieron valiosas vivencias al participar en el lanzamiento de negocios.
En el año 2000, en IESE, decidimos establecer un fondo de capital de riesgo para asistir a estudiantes y exalumnos con proyectos prometedores, facilitando así la obtención de fondos necesarios. Los profesores se encargaron de evaluar minuciosamente los planes de negocio presentados. Aunque hubo opiniones escépticas, esta iniciativa fue replicada en las principales escuelas a nivel global y ha tenido éxito en general. El fondo creado en IESE, denominado Finaves (abreviatura de Financiando Nuevas Aventuras Empresariales), ha estado liderado por exalumnas, priorizando siempre contar con mujeres experimentadas y apasionadas por el capital de riesgo. Una abogada con extensa trayectoria también forma parte del equipo desde el inicio.
Un aspecto alentador para los académicos involucrados en Finaves es que, a lo largo de su existencia, hemos enfrentado un par de crisis económicas significativas. Sin embargo, incluso en tiempos de recesión, han surgido oportunidades, lo que se tradujo en la creación de nuevos empleos por parte de exalumnos durante esos períodos difíciles.
Explorar a fondo el mundo del emprendimiento puede resultar enriquecedor, especialmente si comenzamos a aplicarlo durante nuestras carreras antes de retirarnos. Existen numerosos libros, cursos y conferencias que pueden profundizar nuestro entendimiento sobre esta temática. Además, asistir a estos encuentros puede abrir oportunidades para hacer inversiones cuidadosas en proyectos de emprendedores establecidos. Una estrategia efectiva sería unirse a uno o dos amigos para estudiar e invertir en conjunto en diversas iniciativas emprendedoras. Esta colaboración puede ser una excelente manera de asegurar capital significativo que perdure más allá de la jubilación, permitiéndonos, posteriormente, dedicar nuestro tiempo a actividades que estimulen nuestra mente.