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El aumento en la popularidad de los productos de segunda mano atrae a las empresas

Hasta hace poco, el concepto de mercado de segunda mano se limitaba principalmente a clasificados en revistas especializadas, los renombrados mercadillos de Londres o los marchés aux puces en París, y esos artículos de bebé que una prima solía regalar para liberar espacio en su hogar.

La idea de comprar o usar cosas que no fueran antigüedades cargaba un estigma social asociado a la pobreza, lo que generaba una percepción negativa. Sin embargo, al igual que en otros sectores, la llegada de la tecnología y el surgimiento de plataformas de intercambio han fomentado la aceptación de esta dinámica de compra-venta, que se está alejando del exclusivo trato entre particulares para incluir cada vez más a las empresas.

En 2023, el sector de segunda mano en España generó un volumen de negocio de 5.500 millones de euros. Aunque aún se presenta de manera fragmentada y poco organizada, comienza a mostrar datos prometedores. Según la Radiografía de la Segunda Mano elaborada por el portal Milanuncios, los expertos destacan un cambio de percepción significativo. Edurne de Oteiza, directora de gestión e innovación en Wallapop, señala que “la compraventa de artículos reutilizados ya no se considera una moda, sino una realidad consumista firmemente establecida en el país”. Su investigación, titulada La Red del Cambio 2024, revela que el 94% de los españoles contempla la posibilidad de adquirir productos de segunda mano en cualquier situación de compra; el 65% ya lo hace regularmente a lo largo del año, y 9 de cada 10 personas consideran incrementar sus adquisiciones de objetos reutilizados en los próximos tres años.

Las empresas se sienten impulsadas a minimizar su huella ambiental y cuidar su imagen. Raúl González, consultor y creador de Ecodicta, una plataforma de moda sostenible, señala que quienes optan por prendas de segunda mano lo hacen principalmente por razones de sostenibilidad, costo y por considerarlo una forma de estilo personal.

El precio juega un papel fundamental para muchos compradores; sin embargo, un 47% de ellos también busca causas más allá de lo económico, como un consumo consciente o la adquisición de artículos únicos y fuera de catálogo, según un estudio de Wallapop. Aunque las generaciones más jóvenes navegan entre la opción de adquirir gran cantidad de productos en plataformas de moda rápida como Shein o elegir alternativas más ecológicas, el despilfarro y el consumismo excesivo son cada vez menos aceptados por estos consumidores, quienes tienen una mayor conciencia sobre la sostenibilidad, destaca González.

A pesar de la creciente popularidad de los mercadillos y tiendas vintage, la verdadera transformación del mercado de segunda mano ha sido impulsada por la digitalización y las plataformas en línea, lo cual, según Edurne de Oteiza, representa una revolución en este sector. En el último año, más de 14,4 millones de anuncios se han generado en Milanuncios, lo que se traduce en un promedio diario de 61.100 publicaciones nuevas. «En 2013, solo había 170.000 usuarios en Wallapop en el sur de Europa; ahora, en 2024, ya son 19 millones. En esta década, se han cargado 640 millones de artículos y actualmente se publican cerca de 100 millones de ofertas anualmente», afirma Oteiza. Los productos más demandados incluyen moda, artículos para el hogar, artículos para bebés y vehículos.

La ejecutiva de Wallapop menciona que la digitalización y la proliferación de aplicaciones móviles han representado “una de las revoluciones más significativas, sin duda alguna”, aunque la creciente profesionalización de estas plataformas ha incorporado más usuarios y ha mejorado la seguridad en las transacciones. “La segunda transformación en este sector ocurrió cuando se facilitaron los envíos, lo que permite a los usuarios intercambiar productos en cualquier lugar. Los envíos ayudan a generar confianza”, explica Oteiza. Además, la opción de realizar pagos a través de la plataforma y los seguros que ofrecen incrementan la facilidad para participar en este mercado. “Con el tiempo, estas herramientas están convirtiendo la compra de segunda mano en una elección prioritaria”, afirma.

Para prever cómo se desarrollará este mercado en el futuro, es fundamental centrarse en uno de los motores principales de su crecimiento: la moda. Su comercio supera ampliamente al de otros productos, lo que origina un mayor interés y más investigaciones al respecto, convirtiéndose así en un indicador más preciso de tendencias. Según un estudio de ThredUp, una de las plataformas de moda sostenible más importantes a nivel mundial, se estima que entre 2023 y 2028, el mercado de la ropa de segunda mano crecerá cuatro veces más rápido que el de la moda rápida. En el 2023, el valor global del mercado de moda de segunda mano se situaba en 197.000 millones de dólares, y está proyectado que en 2028 supere los 350.000 millones, según este informe. Para 2030, los expertos pronostican que las ventas de moda de segunda mano superarán a las del fast fashion.

Las compañías tampoco quedan al margen de este notable crecimiento. Una vez superados ciertos prejuicios, comienzan a integrarse en el mercado por diversas razones, tal como señala Teresa Sadaba, decana del ISEM Fashion Business School (Universidad de Navarra). Por un lado, existe un interés en fortalecer su reputación y el valor de su marca, que pueden gestionar de manera más efectiva a través de sus propias plataformas. Además, la sostenibilidad y la necesidad de disminuir el impacto ambiental de la industria de la moda, que es considerable, juegan un papel crucial; la reutilización conlleva menos reciclaje y producción de desechos. También se observa que hay un nicho de negocio prometedor que se está convirtiendo en un foco para los revendedores en lugar de para las propias cuentas de las marcas. “Para 2030, se estima que el 80% de las marcas de moda contarán con su propia plataforma de venta de artículos de segunda mano o colaborarán con otros para distribuir sus productos”, afirma Raúl González.

Un caso emblemático en el ámbito de la moda española a nivel global es Zara, que en 2023 presentó su iniciativa Preowned. Esta propuesta busca promover la circularidad y ofrecer una segunda oportunidad a las prendas que ya no utilizas. Funciona como un sistema de compraventa entre usuarios, aunque es Inditex quien proporciona la plataforma para que se puedan subir fotos y establecer precios (definidos por el vendedor), así como recoger la ropa y dirigirla al comprador. Además, facilita el acceso a talleres para reparar prendas y también ofrece la opción de donarlas, si se desea.

No es necesario ser una gran empresa para involucrarse en el sector. Por ejemplo, la marca Silbon lanzó un proyecto piloto para recoger sus prendas, el cual resultó ser un gran triunfo. Aecio Dantas, encargado de Sostenibilidad en Silbon, mencionó en el European Fashion Summit que en las plataformas de segunda mano, sus productos tenían un 20% más de ofertas en comparación con las marcas competidoras. Identificaron una demanda y decidieron realizar una inversión, priorizando la imagen sobre el negocio. Inicialmente, empezaron recolectando ropa de clientes en la tienda, realizando las reparaciones necesarias y luego volviendo a vender en conjunto con la nueva colección. Hoy en día, recogen prendas de segunda mano mensualmente, las reparan, toman fotografías y las comercializan en su sitio web. “No tardan ni cuatro días en venderse”, afirma. Según Dantas, la sostenibilidad y la economía circular son ahora parte integral del modelo de negocio. En un período de cuatro a cinco años, anticipa que esta iniciativa será una línea de negocio sólida y bien vista.

Por otro lado, Decathlon ha promovido la compra y venta de sus productos entre consumidores desde 1986 con Trocathlon. Desde 2022, han ampliado su enfoque para incluir la recompra de artículos deportivos de cualquier marca, los cuales son reparados y vendidos en sus tiendas. Adrián Hervella, director de sostenibilidad de Decathlon España, explicó que buscan fomentar el deporte en los países donde operan, minimizando el impacto ambiental y la generación de residuos. Esta estrategia es parte de sus esfuerzos de descarbonización y está previsto que se convierta en un área de negocio importante. Durante el último año, han incrementado las recompensas por cinco. Hervella destaca la gran cultura de la segunda mano en España. Además, Decathlon ofrece opciones de alquiler y suscripción para productos como bicicletas, que están teniendo un gran éxito. “El alquiler funciona muy bien porque los productos se devuelven en excelentes condiciones y a un coste accesible. Este camino es el que continuaremos”, concluye Hervella.

A pesar de que las cifras parecen prometedoras, Sadaba, miembro del ISEM, muestra cierta duda sobre la viabilidad económica de estos modelos. “El crecimiento del mercado es indiscutible y genera muchas expectativas. Sin embargo, convertir ese modelo en rentable es otro asunto”, sostiene. En realidad, fuentes de la industria apuntan a que es complicado que la venta de artículos de segunda mano supere el 10% de los ingresos de las empresas en el mediano plazo.

Un desafío significativo es la disponibilidad y la calidad de los productos. Centrándonos nuevamente en la moda, Sadaba señala que “se requiere un volumen considerable y no es sencillo obtener existencias de ropa usada con un nivel de calidad específico”. Es necesario realizar un proceso de selección que contemple qué prendas pueden ser revalorizadas, eliminar productos falsificados (un problema recurrente en este ámbito) y fijar un precio que ofrezca un margen, aunque debe ser lo suficientemente competitivo para atraer a los consumidores.

Además, otro aspecto crucial es la “logística inversa”, que implica recoger los productos y trasladarlos a un almacén para su preparación, fotografía y posterior distribución. Este proceso es complicado y costoso, ya que las rutas son opuestas a las convencionales de almacén a tienda y suelen ser más dispersas. Por esta razón, muchos modelos de negocio optan por facilitar el comercio entre particulares o limitan la venta a la tienda donde se realiza la recolección y restauración. “El crecimiento es imparable, pero se requieren ajustes”, concluye la decana.

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