En medio de una crisis financiera que ha afectado tanto su reputación como su fiabilidad, Boeing anunció el viernes que llevará a cabo una reducción del 10% en su plantilla, lo que se traduce en alrededor de 17,000 empleados.
Este anuncio coincide con una huelga que ha detenido la producción en sus fábricas durante ya cinco semanas, mientras las pérdidas de la compañía continúan en aumento.
El recorte, que se implementará en los próximos meses, fue comunicado por el director ejecutivo Kelly Ortberg.
Esta medida tendrá consecuencias no solo para Boeing, sino también para numerosos proveedores que han enfrentado dificultades para contratar personal desde el inicio de la pandemia, momento en el cual la demanda se desplomó.
El emblemático fabricante de aviones no planea entregar su nuevo modelo 777X, que aún carece de la certificación necesaria, hasta 2026, lo que representa un retraso de seis años respecto al cronograma original. Además, Boeing detuvo en agosto las pruebas de vuelo de este avión tras encontrar daños estructurales en uno de los prototipos. También anunció que cesará la producción de aviones de carga 767 en 2027, después de cumplir con los pedidos pendientes, según Klly Ortberg en un comunicado interno.
“Nuestra situación actual es complicada y enfrentamos serios desafíos en conjunto”, manifestó Ortberg. “Para poder restablecer la estabilidad de la empresa, es esencial tomar decisiones difíciles y realizar cambios estructurales que nos permitan mantener nuestra competitividad y cumplir con las expectativas de nuestros clientes a largo plazo”. En su tercer trimestre, Boeing reportó una pérdida de 9.97 dólares por acción, según un comunicado emitido por la compañía este mismo viernes. Esto incluye pérdidas tanto en su división de aviación comercial como en su área de defensa. Las reducciones en costos y en personal son las acciones más drásticas implementadas por Ortberg desde que asumió el cargo hace apenas dos meses.
La tarea de restaurar la estabilidad en Boeing ha sido asignada a un nuevo líder, especialmente tras los recientes problemas en seguridad y producción. Entre esos incidentes destaca uno alarmante de este año, cuando una puerta de seguridad se desprendió durante un vuelo, lo que obligó a realizar un aterrizaje de emergencia; afortunadamente, solo hubo algunos heridos leves. Sin embargo, la situación se complica con la huelga actual, que se ha convertido en el mayor desafío para la compañía. Las agencias de calificación están advirtiendo sobre el riesgo inminente de que Boeing pierda su categoría de grado de inversión. En medio de expectativas de recuperación este año, la firma ha estado utilizando capital, mientras S&P Global Ratings informa que la empresa ha estado sufriendo pérdidas de 1.000 millones de dólares mensuales desde que comenzó la huelga el 13 de septiembre. La mayoría de los mecánicos decidieron no aceptar un acuerdo tentativo propuesto por el sindicato, lo que ha aumentado las tensiones entre la dirección y los representantes sindicales. A inicios de semana, Boeing retiró su oferta de contrato colectivo y, este jueves, presentó una queja por prácticas desleales ante la Junta Nacional de Relaciones Laborales, acusando a los sindicatos de negociar de forma deshonesta. Por su parte, los sindicatos argumentan que la propuesta presentada por la compañía era poco realista y no había sido discutida con los trabajadores, lo que motivó su negativa.
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