En Las Vegas, las actividades van mucho más allá del blackjack

Descendiendo en el elevador del Mandalay Bay, un colossal hotel sobre la famosa Strip de Las Vegas, resulta curioso observar a turistas en bañador junto a asistentes que lucen camisas formales y credenciales en el cuello. No todos los que visitan esta sorprendente ciudad norteamericana lo hacen para disfrutar de sus piscinas de olas artificiales o para apostar en el blackjack.

También existen motivos profesionales para estar aquí, ya que Las Vegas se ha establecido como uno de los destinos más destacados en el ámbito de eventos empresariales y corporativos. La urbe ofrece una variada propuesta cultural y numerosos salones para la realización de eventos: la actividad de ferias genera anualmente 9.100 millones de dólares.

“Cada semana recibimos un congreso diferente de una multinacional. Nunca nos detenemos… Hay mucho por hacer”, afirmaba una trabajadora del servicio de catering del hotel, mientras se celebraba el congreso del grupo tecnológico Workday a mediados de septiembre. En esta ciudad, donde todo es posible y de gran magnitud, se han erigido pabellones para llevar a cabo ferias de gran envergadura, como la de Workday, que reunió a 18.000 participantes en un complejo que forma parte del Mandalay Bay (que, por cierto, también alberga un extenso casino, una capilla para bodas, una clínica de estética y una variedad de restaurantes). “Desde hace décadas, la ciudad trabaja arduamente para captar congresos y eventos”, señala Rebecca Lane, representante de la asociación Las Vegas Means Business. En este contexto, la asociación recuerda que Las Vegas Convention Center, el primer centro en este estilo, se inauguró en 1959. En la actualidad, este espacio dispone de 272.591 metros cuadrados, una extensión que supera la del salón de la Fira Gran Via de l’Hospitalet, que posee aproximadamente 240.000 m². Además de este centro, hay una gran cantidad de lugares, la mayoría asociados a enormes hoteles, así como otros que funcionan de manera independiente.

La ciudad dispone de 1,4 millones de metros cuadrados para eventos y cuenta con 150.000 habitaciones de hotel para recibir a los visitantes. Este sector es colosal. «Estimamos que los congresos aportan alrededor de 9.100 millones de dólares anuales a la ciudad, cifra que asciende a 15.100 millones si se consideran las industrias que se desarrollan de manera indirecta», señala Lane. En términos de empleo, se calcula que la industria crea cerca de 44.000 trabajos directos y 67.000 si tomamos en cuenta los puestos derivados de las actividades relacionadas. Los participantes están muy satisfechos. “Es muy práctico llegar a Las Vegas, ya que el hotel está próximo al lugar del congreso y hay una variedad de servicios disponibles”, comentaba la asistente Miranda Johnson. Además, las condiciones climáticas favorables y las excelentes conexiones aéreas son ventajas clave. Frecuentemente, las empresas que organizan los congresos ofrecen a los asistentes la oportunidad de disfrutar de conciertos o espectáculos destacados en su tiempo libre. La ciudad, que en su auge albergó las actuaciones de figuras como Elvis Presley y Frank Sinatra, presenta semanalmente shows musicales de artistas como Maroon 5, Bruno Mars, Enrique Iglesias, Backstreet Boys, Gwen Stefani y Cirque du Soleil. Sin olvidar, claro, la abundante oferta de entretenimiento en los casinos, que incluyen desde máquinas tragaperras vibrantes hasta mesas para juegos clásicos como la ruleta y el blackjack. Más allá de las opciones de ocio y sus instalaciones, Las Vegas se promueve como un destino excepcional para congresos gracias a sus óptimas conexiones aéreas, tanto nacionales como internacionales. El aeropuerto maneja más de mil vuelos diarios y se ubica a solo 15 minutos en coche de la emblemática avenida Strip, donde se concentran los principales hoteles y casinos.

La ciudad disfruta de un clima privilegiado, ubicado en el corazón del desierto y ofreciendo alrededor de 320 días soleados anualmente. En resumen, Estados Unidos ha diseñado un ambiente perfecto para disfrutar tanto en tiempos de ocio como en el día a día laboral.