Carles Ruiz, el alcalde de Viladecans, ha sido designado para liderar Ferrocarrils de la Generalitat (FGC) en esta nueva fase bajo el gobierno socialista. Desde 1987, ha sido concejal en su localidad y ha ocupado el cargo de alcalde durante los últimos 19 años, consolidando a Viladecans como un centro significativo de actividad económica diversificada en el delta del Llobregat.
El desarrollo urbano implementado en años recientes ha atraído a importantes multinacionales y firmas destacadas, siendo Vueling la más reciente incorporación.
Ruiz también ha promovido un firme compromiso con la innovación en diversas áreas bajo las competencias municipales, extendiendo sus esfuerzos a instituciones educativas.
Este enfoque lo ha llevado a presidir la red Innpulso, que agrupa a ciudades que priorizan iniciativas en innovación y ciencia. Asimismo, ha estado activo en la protección del sector industrial a través del Pacto Industrial Metropolitano, que reúne a empleadores, sindicatos y administraciones. Sin embargo, su experiencia en el sector ferroviario es nula, siguiendo el legado de su antecesor, Toni Segarra, de ERC, y de la anterior presidenta, Marta Subirà, de Junts.
Nacido en Barcelona en 1962, Carles Ruiz se ha identificado como socialista desde su juventud. Con el tiempo, ha emergido como una figura influyente en el PSC del Baix Llobregat y ha mantenido una estrecha relación de confianza con Pedro Sánchez, a quien apoyó en momentos difíciles para el partido. La llegada de Ruiz a FGC se da en un escenario complicado, donde enfrenta decisiones importantes. Durante muchos años, ha solicitado que todos los trenes de Rodalies se detuvieran en la estación de Viladecans, un logro que finalmente obtuvo el año pasado.
Ruiz ha apoyado la iniciativa conocida como el ‘metro del Delta’, que tiene como objetivo vincular los municipios del sur del Baix Llobregat y crear un nuevo túnel que conecte con la capital catalana a través de una nueva línea ferroviaria, la cual podría ser operada por Renfe y FGC si llega a concretarse. Su llegada a FGC se produce en un período delicado para la empresa, que no cuenta con director general desde que Pere Calvet fue destituido hace un año y medio, sin que se le haya nombrado un reemplazo. Desde esa fecha, la compañía ha continuado avanzando gracias al impulso del plan estratégico a diez años que había diseñado Calvet junto a Ricard Font, cuando este último todavía estaba al frente, hace más de tres años. Recientemente, aunque no ha habido nuevas iniciativas que revitalicen el rumbo, se han empezado a ver resultados positivos, como la extensión de la L8 y la mejora de las frecuencias en la línea del Vallès. Uno de los desafíos más urgentes se presenta en terrenos de Viladecans, donde se planea un nuevo servicio de tren lanzadera hacia el aeropuerto de El Prat, que, aparentemente, correrá a cargo de FGC. Sin embargo, los socialistas han advertido durante años que esto podría crear más presión sobre el sistema de Rodalies. La consellera Sílvia Paneque deberá decidir si ajusta el proyecto o lo mantiene tal como está. Una situación similar ocurre con las nuevas líneas de Rodalies en Lleida, que FGC debería asumir el próximo año, según lo acordado, pero que ahora están en duda.
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