El panorama laboral en Estados Unidos presenta constantes sorpresas. Los analistas parecen estar desorientados. Durante el mes anterior, se generaron 254.000 nuevos empleos, superando ampliamente las expectativas. Esto indica que la economía sigue mostrando un crecimiento robusto. La tasa de desempleo se situó en un 4,11%.
Las proyecciones contemplaban la creación de solo 150.000 puestos, una cifra que se consideraba sana, especialmente comparada con los 142.000 de agosto (revisados ahora a 159.000) y con el desempleo estable en un 4,2%. Sin embargo, nada de esto ocurrió, mientras que los consumidores continuaron gastando en septiembre.
Este reporte aparece apenas dos semanas después de que la Reserva Federal decidiera realizar su primer recorte en los tipos de interés en más de dos años, en respuesta a la creciente inflación. Este recorte fue de 50 puntos básicos, dado el temor de que un enfriamiento en el mercado de trabajo pudiera presagiar una posible recesión. La creación de menos de 100.000 empleos se vería como un signo de alerta para la Fed. Varios analistas señalaron que, ante tal escenario, la Fed podría considerar un nuevo recorte de medio punto. Las cifras reales influirán en las decisiones de la Reserva Federal, cuyo presidente, Jerome Powell, mencionó esta semana que “no buscamos enfriar más el mercado laboral”. Esto sugiere que el banco central podría volver a disminuir los tipos, aunque de manera menos drástica que el mes pasado. Este notable aumento en las contrataciones es relevante, dado que el mercado laboral ha sido una preocupación constante en medio de la política agresiva de la Reserva Federal.
Los economistas están atentos a si el enfriamiento actual del mercado laboral implica un reequilibrio de sus dinámicas o si, por el contrario, señala el inicio de una recesión, tras un periodo prolongado de crecimiento en la creación de empleo que desafió las estrictas condiciones de crédito impuestas por la Reserva Federal de Estados Unidos. Sin embargo, algunas previsiones no han resultado ciertas. Por ejemplo, en septiembre, los salarios aumentaron un 0,4% en comparación con el mes anterior y un 4% en relación con el año pasado, superando las expectativas de un aumento del 0,3% y del 3,8%, respectivamente. Aunque aún no se observan señales de una desaceleración drástica, la situación se ha vuelto menos favorable para quienes buscan empleo, reflejando el impacto de una política monetaria prolongada. La «gran renuncia» ha llegado a su fin, con menos oportunidades disponibles y una disminución en la demanda laboral. Los analistas afirman que el debilitamiento del mercado laboral es un hecho evidente, respaldado por los datos. Sin embargo, si los números son elocuentes, quizás deberían reconsiderar sus opiniones. La fuerza del mercado laboral se mantiene. De acuerdo a encuestas, uno de cada tres buscadores de empleo considera que hay «abundancia» de trabajos, mientras que uno de cada cinco opina que conseguir uno es «complicado». Aunque aún hay espacio para maniobrar, hay menos horas de trabajo disponibles y las respuestas a las solicitudes han comenzado a ralentizarse. Los empleadores parecen menos urgentes en sus decisiones. Cada vez es más difícil encontrar una oferta laboral satisfactoria. No obstante, la Reserva Federal sostiene que la economía continúa siendo robusta.