La subida del precio del petróleo continuó ayer, impulsada por las posibles consecuencias del conflicto en Oriente Medio que podrían afectar los suministros de crudo en la zona. Los contratos futuros del Brent se incrementaron un 3,8%, alcanzando los 76,72 dólares por barril, marcando así el mayor aumento desde el 30 de agosto.
Por su parte, el crudo West Texas Intermediate subió un 4,07%, hasta situarse en 72,95 dólares por barril, el nivel más alto del último mes, aunque aún por debajo de los 92 dólares que se registraron al inicio de los enfrentamientos entre Israel y Hezbolá.
Ashley Kelty, analista de Panmure Gordon, explicó que «los mercados están preocupados por la posibilidad de que Israel ataque las instalaciones petroleras en Irán, lo que podría desencadenar represalias por parte de ese país. Existe el temor de que dicha escalada lleve a Irán a cerrar el estrecho de Ormuz o a realizar ataques contra infraestructuras saudíes, tal como sucedió en 2019», según lo reportó la agencia Reuters.
Este temor se ha visto incrementado por las declaraciones del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, quien al ser interrogado no descartó la posibilidad de que su país influya en las decisiones del gobierno israelí, añadiendo que Israel estaba «evaluando esa opción». Hasta ahora, Biden mencionó que habían «advertido» a su aliado sobre la necesidad de que la respuesta a los ataques debe ser “proporcional”, aunque no clarificó lo que esto implica. Además, el presidente estadounidense aseguró que no habría acciones de Israel en el día de ayer, ya que coincide con su celebración de año nuevo.
A pesar de que el mercado petrolero se encuentra en una posición de superávit, el principal riesgo radica en la posible interrupción de su distribución.
En medio de la inquietud inherente a los altibajos del mercado, los temores que subyacen en el aumento del petróleo parecen estar más relacionados con cuestiones logísticas que con limitaciones de capacidad.
Irán, como séptimo mayor productor de petróleo a nivel global, extrae aproximadamente cuatro millones de barriles diarios, lo que representa alrededor del 4% de la producción mundial y cuenta con una notable capacidad de refinación. No obstante, según informes recientes de destacados analistas financieros como Goldman Sachs, Mitsubishi UFJ y S&P, la disponibilidad de suministro no presenta riesgos significativos.
Aunque la prima de riesgo geopolítico incrementó el pasado martes, los expertos de Goldman sostienen que, a pesar de este aumento, la situación sigue siendo controlable, gracias a la elevada capacidad excedente y a las pocas interrupciones en la producción recientemente observadas.
Este análisis se enmarca dentro del reciente reporte de la Agencia Internacional de la Energía, que subrayaba un mercado saturado de crudo en un contexto de baja demanda por parte de China, el regreso de Libia a la producción y la capacidad excedente de la OPEP, con países como Irak, Rusia y Kazajistán extrayendo por encima de sus límites establecidos. El verdadero peligro en este contexto de conflicto radica en las rutas de transporte. «El estrecho de Ormuz es crucial: por allí transita el 25% del petróleo mundial». Según Goldman, «una interrupción en este comercio sería la peor de las eventualidades para los mercados, y cualquier escalada en el conflicto incrementa la probabilidad de que esto suceda».