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La Unión Europea está a punto de aprobar la implementación de tarifas sobre los vehículos provenientes de China, mientras continúa con las negociaciones correspondientes

La Comisión Europea presentará mañana ante los Veintisiete su plan de imponer un arancel de hasta el 35,3% a los automóviles eléctricos procedentes de China, con el objetivo de salvaguardar la industria automovilística europea de las ayudas ilegales que, según investigaciones internas, el gobierno chino otorga a estos vehículos a lo largo de su producción.

La votación de mañana no solo daría tiempo para aplicar estos aranceles en caso de que se aprueben, sino que también tiene como finalidad ejercer presión sobre Pekín para buscar un acuerdo negociado (se busca establecer un precio mínimo para la entrada de estos productos).

«Las negociaciones técnicas continúan y seguirán tras la votación», indican fuentes de la Unión Europea. Si se logra un pacto, la UE tendría la posibilidad de revertir su decisión antes de que venza el plazo a inicios de noviembre, e incluso después de que los aranceles entren en vigor. Según la normativa vigente, la implementación de impuestos durante un período de cinco años solo podrá ser bloqueada si hay una mayoría calificada en contra, algo que, a pesar de las dudas sobre la posición final de España (que había apoyado la medida en un voto orientativo en julio pero que ahora la ha criticado gravemente), no parece probable según diversas fuentes. Sin embargo, existe la posibilidad de que el número de abstenciones sea tan considerable que deje la decisión en un estado favorable para los Estados miembros, donde la Comisión Europea tomaría la última decisión y podría remitir el asunto a un comité interno de apelaciones.

Después de más de seis meses de indagaciones, se ha determinado que la industria automotriz en China recibe una serie de subvenciones ocultas que perjudican a los fabricantes europeos dentro de la UE. Ante esta situación, la Comisión Europea, liderada por Ursula von der Leyen, parece decidida a reafirmar su credibilidad tomando medidas al respecto. Aunque no es posible anticipar con precisión lo que sucederá en el corto plazo, parece complicado que los Veintisiete puedan bloquear la iniciativa de la Comisión, la cual tiene la autoridad exclusiva en asuntos de comercio internacional.

Las naciones están en conflicto, con Francia al frente, argumentando que la UE debe proteger su sector industrial mediante la implementación de aranceles sobre los automóviles eléctricos de China. En contraste, hay quienes son reacios a seguir este camino por temor a desencadenar una guerra comercial, así como un amplio grupo de naciones que no se han decidido. Fuentes diplomáticas europeas indican que no se debe asumir un apoyo unánime en ninguna dirección, aunque Hungría ha declarado que votará en contra de los aranceles.

En cuanto a los aranceles específicos que se aplicarán, estos variarán según las investigaciones llevadas a cabo por Bruselas en cada caso y el grado de cooperación de las empresas, fluctuando desde un 35,3% para la empresa MC (una reducción respecto al 37,6% inicial) hasta aproximadamente un 17% para BYD. Estas cifras se añaden al 10% ya impuesto a todas las importaciones chinas. La votación sobre esta propuesta, que se presenta en un informe de más de 250 páginas, comenzará a las diez de la mañana y se espera que el resultado se conozca antes del mediodía.

Es casi un hecho que en poco tiempo China revelará su listado de productos europeos que, argumentando que reciben ayudas ilegales, están en la mira para la imposición de aranceles. Entre los posibles objetivos de esta respuesta comercial se encuentran la carne de cerdo y el brandy.

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