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Los acuerdos de adquisición de energía a costo fijo son fundamentales para una industria eficiente y competitiva

Europa está tratando de disminuir su dependencia externa y mejorar la competitividad de su industria que ha sido eclipsada por potencias como Estados Unidos y China. Los Acuerdos de Compra de Energía (PPA, por sus siglas en inglés) proporcionan una respuesta específica a dos de sus desafíos más grandes: estabilidad de los costos de energía y reducción de la huella de carbono.

La competitividad es el obstáculo más grande para la industria europea actualmente, que lucha contra una economía difícil debido a los altos y cambiantes precios de la energía. Según el reporte titulado “El Futuro de la Competitividad Europea” presentado por Mario Draghi, anterior presidente del Banco Central Europeo, el 9 de septiembre, las empresas europeas – particularmente las que utilizan mucha energía como la industria automotriz y la siderúrgica – están pagando precios significativamente más altos en comparación con sus competidores internacionales.

Las empresas europeas han estado pagando hasta dos o tres veces más por electricidad que sus equivalentes en Estados Unidos y hasta cuatro o cinco veces más por gas natural. Este desequilibrio de precios se debe, en parte, a la pobreza de recursos naturales de la región y a una organización energética ineficiente que impide que las casas e industrias aprovechen totalmente la energía limpia. La diferencia resulta siendo una carga para la competitividad, ya que las industrias afectadas enfrentan el aumento de los costos de producción y también una disminución en su habilidad para innovar y competir a nivel global. Los compromisos empresariales con la energía renovable a través de estos acuerdos implican que sus operaciones se alineen con las metas climáticas de la Unión Europea. Una de las soluciones más factibles para minimizar este impacto es el uso de PPA, acuerdos a largo plazo entre empresas y proveedores de energía renovable que facilitan el aseguramiento de precios estables y previsibles.

Los convenios en un entorno de incertidumbre ofrecen un beneficio competitivo esencial, brindando a las corporaciones la posibilidad de organizar sus aportes financieros a largo plazo sin el temor de la inestabilidad del sector energético. Los Acuerdos de Compra de Energía (PPA) no solo brindan equilibrio a la economía de las empresas, sino que también aceleran la reducción de las emisiones de carbono. Para las corporaciones, comprometerse a través de estos convenios con la energía sostenible implica concordar sus procesos con las metas climáticas de la Unión Europea, minimizando su dependencia de energías no renovables y acrecentando su sustentabilidad. Este factor es crucial en un escenario donde tanto los clientes como las autoridades demandan medidas concretas en favor del ambiente. En los Estados Unidos, los PPA han demostrado ser un medio eficaz para obtener energía renovable a un costo competitivo. Europa, aunque aún con retraso en su implementación, puede aprovechar estos modelos para hacerlos alcanzables no solo a las grandes corporaciones, sino también a las pequeñas y medianas empresas. La sugerencia de Draghi es la formación de plataformas de mercado que permitan unificar la demanda y simplificar el acceso de las pequeñas y medianas empresas a estos acuerdos, algo esencial para que un mayor número de empresas puedan aprovechar los beneficios de la energía limpia. Uno de los problemas estructurales significativos del mercado energético europeo es que los precios de la electricidad continúan asociados a las energías no renovables. Esto significa que aunque una buena parte de la energía provenga de fuentes sostenibles, el coste sigue siendo afectado por la inestabilidad del mercado del gas. Los PPA no solo son un medio financiero para las empresas, sino también una oportunidad para transformar la estructura energética europea. Para resolver este problema, el estudio de Draghi recomienda un «desvinculación de los precios» entre la energía renovable y la no renovable.

Esta medida podría permitir aminorar las fluctuaciones en los gastos energéticos y brindar a los sectores industriales la anticipación requerida para incrementar su capacidad competitiva. La puesta en marcha de los PPA, en conjunto con este desligamiento, habilitaría a las empresas europeas a adquirir energía renovable a precios equitativos sin exponerse a las variantes del mercado de combustibles fósiles, una etapa crucial hacia la estabilidad energética. Pero para que los PPA puedan cumplir plenamente con su propósito, Europa debe invertir de manera considerable en la actualización de su infraestructura energética. El crecimiento de las energías renovables debe complementarse con redes eléctricas más resistentes e interconectadas entre los países miembros. Draghi sugiere acelerar los permisos para nuevas instalaciones energéticas y establecer un esquema regulatorio más flexible que permita una mayor rapidez en el desarrollo de los proyectos. Esta es una necesidad vital para que las empresas logren acceder a la energía limpia de manera eficaz y perdurable. Los Acuerdos de Compra de Energía no sólo suponen una estrategia financiera para las empresas, sino también una oportunidad para transformar la estructura energética de Europa y asegurar su competitividad en el mercado internacional. En un mundo donde los costos de la energía son cada vez más inciertos y las normativas medioambientales más rigurosas, los PPA proveen la anticipación que las empresas requieren para prosperar. Si Europa logra adoptar completamente esta estrategia, mejorar su infraestructura y separar los precios de la energía renovable de los combustibles fósiles, podrá posicionarse como líder en la transición energética y garantizar su competitividad en las décadas por venir.

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