Una posible contienda comercial entre la Unión Europea y China, provocada por una investigación sobre presuntas irregularidades comerciales del país asiático en la industria automovilística, y potenciales efectos en otros sectores como las exportaciones de carne de cerdo, está inquietando a los empleadores catalanes.
Durante esta semana, se han sostenido varias reuniones en Bruselas buscando estrategias para prevenir tal confrontación. «Sin un plan para mantener la unidad, este conflicto podría extenderse a otras industrias, como la energía, la tecnología y los textiles», expresó el presidente de Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre, después de dialogar con la Dirección General de Comercio de la Comisión Europea y el eurodiputado Javi López (PSC), vicepresidente del Parlamento Europeo.
En estas reuniones, se destacó la situación del sector porcino catalán, junto con el aragonés, los principales proveedores de carne de cerdo a China. Sánchez Llibre señaló: «Confiamos en la habilidad diplomática de la Comisión para persuadir a China». En 2023, las exportaciones superaron los 1.183 millones de euros. Si Pekín decide incrementar los aranceles a estas importaciones, las pérdidas podrían llegar a 10 euros por cerdo, según las estimaciones de Foment. Este impacto «amenazaría la sustentabilidad económica del sector» y «podría tener graves consecuencias para todo el sistema agroalimentario español», advierte la patronal catalana en un comunicado, recordando que el sector porcino sostiene 115.000 empleos en España.
Tras hablar con la Dirección General de Comercio de la Comisión Europea, Sánchez Llibre se mostró optimista sobre la posibilidad de llegar a un acuerdo satisfactorio con las autoridades chinas. La semana pasada se decidió otorgar más tiempo para estas conversaciones, con la esperanza de prevenir que China imponga aranceles a las importaciones de carne de cerdo en represalia por la investigación al sector automovilístico. De igual manera, se aspira a evitar que otros productos corran la misma suerte. Sánchez Llibre resaltó la esperanza de que la UE mantenga su postura para proteger a la industria automovilística de la potencial competencia desleal china. Sin embargo, confía en las capacidades diplomáticas de la Comisión Europea para persuadir a China de que una guerra comercial podría ser dañina no solo para Europa, sino también para los propios intereses chinos.
