Precipitarse a la hora de comprar una casa puede resultar en malas decisiones, especialmente cuando la propiedad procede de una herencia, como ocurre en el 20% de estos casos. Esto puede complicar el proceso de adquisición y, en la peor de las circunstancias, puede dañar a la parte compradora si no se maneja con el debido cuidado.
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la última década ha visto un aumento del 50% en las casas vendidas debido al fallecimiento de los dueños. En 2013, este número era de 132.980, pero en el último año ascendió a 199.741.
Muchos de estos inmuebles heredados finalmente se ponen a la venta, según Marta Gómez Llorens, directora de relaciones institucionales del Decanato de los Registradores de Catalunya. Este fenómeno se debe en gran parte a las muertes de aquellos que adquirieron propiedades durante el auge constructor y el éxodo rural durante la era franquista, así como a las dificultades económicas experimentadas por muchos hogares a principios del nuevo milenio. Gómez explica que tras la crisis económica de 2008, la necesidad de dinero hizo que muchas herencias que habían permanecido ocultas salieran a la luz, creando un nuevo grupo de viviendas disponibles en el mercado. Además, los herederos que no cuentan con los fondos suficientes para cubrir los impuestos de la propiedad heredada, especialmente en áreas donde este impuesto es más alto o cuando la herencia es de alto valor, se ven forzados a vender la propiedad. Aunque esto puede frenar las expectativas del propietario en cuanto al precio, también puede resultar en un problema para el comprador.
Helena Gallardo, abogada con especialización en derecho inmobiliario, enfatiza que si se realiza una autoliquidación errónea del impuesto sobre sucesiones y donaciones, la propiedad heredada puede verse afectada. Explicó que, si el heredero se declara insolvente, se muda al extranjero y no realiza el pago correspondiente, el nuevo propietario del inmueble tendrá que asumir la responsabilidad legal. Además, aproximadamente el 25% de las casas que se transfieren son heredadas.
Gallardo dio un ejemplo en el que se vio obligada a posponer un contrato de venta el día de la firma. Dos hermanos querían vender una casa heredada, pero debían 84,000 euros porque malinterpretaron el impuesto de sucesiones y donaciones. «, «No podía permitir que el comprador asumiera ese riesgo, así que decidimos posponer la compraventa y retenemos el importe endeudado», explicó Gallardo.
Así mismo, Alejandro Ebrat, abogado especialista en sucesiones, menciona que los problemas en la adquisición de una vivienda heredada suelen surgir cuando el vendedor reclama erróneamente deducciones o no declara el valor verdadero del bienes. Por ello, Ebrat aconseja pagar el tributo antes de vender la vivienda. En caso de no ser posible, se deberá descontar el monto del precio de venta y liquidarlo en el momento de la compraventa.
Finalmente, Ebrat plantea un problema significativo pero poco común que puede presentarse en la venta de una propiedad heredada. Si alguien disputa el testamento y gana en la corte (aunque es un proceso complicado y caro), la venta no se cancelaría si el comprador actuó de buena fe. Sin embargo, el vendedor tendría una deuda con el heredero legítimo.