A menudo, se subestima a África por su aparente relación con temas de inmigración, pero es un continente con grandes oportunidades y un potencial impresionante para crecer y desarrollarse. Es vital que dejemos de enfocarnos solamente en el impacto migratorio en Europa y comencemos a buscar respuestas más duraderas que sean beneficiosas tanto para los inmigrantes como para las comunidades de partida y llegada.
Inicialmente, la inmigración ha sido categorizada como el problema más apremiante para los españoles, según datos del CIS. Esta preocupación ha ascendido rápidamente en la lista de asuntos que inquietan a la ciudadanía, superando incluso al empleo, la economía y la contienda política.
Este enfoque unilateral, aunque evidente, desvía la atención de una realidad inquietante: Europa se verá en apuros con una situación demográfica desafiante. Se espera que la población llegue a aproximadamente 700 millones en 2050, con un alto porcentaje de ellos de avanzada edad. Este panorama será un desafío crucial para las naciones europeas, ya que enfrentan un déficit de profesionales en áreas clave.
Existen sectores como la agricultura, la construcción, la atención sanitaria y los servicios, que ya están experimentando una falta de trabajadores. Si no se implementan soluciones efectivas, esta tendencia puede intensificarse en las próximas décadas. En estas circunstancias, África puede tener un papel esencial. Se espera que África alcance los 2500 millones de habitantes para 2050, los cuales conformarían la mayor cantidad de población en edad de trabajo a nivel global. No obstante, esto solo será verdaderamente útil si comienza a invertirse en la educación y formación de los jóvenes africanos desde ya. Europa necesita lidiar con su reto demográfico a través de una mezcla de políticas, incluyendo la inmigración controlada.
África está emergiendo como una de las zonas de más rápido desarrollo del planeta. La cuestión de la inmigración africana a Europa es esencial, pero no deberíamos visualizar África sólo desde ese punto de vista. Un paso significativo hacia la consolidación económica regional es el Acuerdo de Libre Comercio Continental Africano (AfCFTA), que podría minorar la necesidad de emigrar creando empleos y reforzando las economías locales.
Macro-económicamente, África se presenta como una de las áreas de mayor crecimiento mundial. Para 2024, se pronostica un crecimiento de 3.8% en el continente, motorizado por sectores fundamentales como tecnología, servicios y agricultura. Países como Senegal, Ruanda y Uganda están impulsando este desarrollo, con índices superiores al 6%. Además, se nota la diversificación económica, con África moviéndose hacia sectores más productivos como tecnología y servicios, esto facilitará la absorción de la creciente población laboral juvenil.
Referente a los recursos naturales, África cuenta con grandes depósitos de minerales necesarios para la transición energética global, como el litio y el cobalto, y un grandioso potencial en energías renovables, en especial solar y eólica. La explotación de estos recursos puede situar al continente como un actor importante en la batalla contra el cambio climático y en la transición energética global.
Además, el sector agrícola es esencial. África posee más del 60% de las tierras agrícolas sin explotar del mundo, lo que representa una formidable oportunidad para elevar la seguridad alimenticia global e incrementar las ganancias mediante la exportación de productos agrícolas.
España se enfrenta a la prórroga de expandir su presencia en África en términos de inversiones. Su presencia actual en el continente africano no se mide de igual a igual con la de potencias mundiales como China, Estados Unidos, Francia y Alemania, especialmente en sectores claves como energía e infraestructura. Aun cuando España ha empezado a dirigir su atención hacia África, particularmente hacia el norte (Marruecos, Argelia y Egipto), el verdadero reto para España reside en superar obstáculos basados en el desconocimiento y las percepciones negativas, para ganar terreno en otras partes de África. Nuestro enfoque debe centrarse en mercados de alto potencial de crecimiento y oportunidades de negocio, como indudablemente es el caso de África.
Contrariamente a lo que sucedió a mediados de los años noventa cuando España comenzó a invertir en América Latina, existe un temor de las empresas españolas hacia el riesgo que conlleva el mercado africano. Aunque, como siempre insisto, ¡África es más que una oportunidad, es una imperiosa necesidad!