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España se ha comprometido a que para el año 2030, el 81% de su suministro eléctrico provenga de fuentes de energía renovable

Se espera que este martes, el Consejo de Ministros adopte la actualización del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec) 2023-2030, tres meses después de la fecha marcada con Bruselas y sin relevantes modificaciones en el borrador previamente conocido.

Teresa Ribera, como ministra de Transición Energética y Reto Demográfico, cumple así uno de sus principales compromisos, en uno de sus futuros roles como supervisora en su puesto de Vicepresidenta de Transición Limpia y asignada de Transición Limpia, Justa y Competitiva.

Las orientaciones generales del documento, publicadas este lunes en el Boletín Oficial del Estado, revelan que, aunque el texto ha sido consultado con todos los implicados energéticos, Ribera parece no haber correspondido a muchas de las demandas que le han sido remitidas desde los distintos sectores energéticos durante la fase de revisión del borrador.

El documento que se adoptará este martes mantiene prácticamente sin cambios los ambiciosos objetivos de transición energética que se habían establecido en la versión preliminar. En términos socioeconómicos, el nuevo Pniec 2023-2030 prevé un impacto en las inversiones necesarias para llegar a los objetivos de 308.000 millones de euros, lo que generará un incremento del PIB del 3,2%, así como la creación de 560.000 empleos, 77.000 de los cuales serán industriales.

La reducción en el consumo de combustibles importados dará lugar a ahorros de 86.750 millones de euros, siempre y cuando se alcance la meta de reducir en un 32% las emisiones de gases de efecto invernadero respecto a 1990 y en un 70% respecto a 2005, con especial atención a los sectores más contaminantes.

El gran énfasis en las energías renovables se mantiene y la electricidad será el motor principal de la transición con un impulso acelerado.

Para la generación eléctrica, se espera que la capacidad instalada de energía renovable llegue al 81%, superando el anterior objetivo del primer Pniec del 74%. Además, las renovables deben representar el 48% de la energía final total, un aumento del 42% anterior. Se espera que la capacidad total instalada en el sector eléctrico sea de 214 gigavatios (GW), con 160 GW provenientes de fuentes renovables y 22,5 GW de almacenamiento. La distribución exacta entre las diversas tecnologías dependerá del progreso tecnológico y de la capacidad de integración. Sin embargo, los objetivos propuestos incluyen 76 GW de energía fotovoltaica, que es el doble de la versión anterior del Pniec, y un aumento del autoconsumo de 14 a 19 GW. Aunque la energía eólica marina presenta retos técnicos en España, el objetivo es alcanzar los 62 GW, siendo 3 de estos de energía eólica marina. La presencia de la termoeléctrica y la hidráulica se reducirá para el año 2030 con 4,8 GW para termoeléctrica frente a los 7 GW previos, y la hidráulica disminuyendo de 16 GW a 14,5 GW. Mientras que los biogases aumentarán su presencia hasta 20 teravatios (TW), duplicando el objetivo anterior, aún se quedan cortos respecto a las demandas del sector. Se dará especial énfasis al hidrógeno renovable, cuyo objetivo aumenta a 12 GW de electrolizadores, en comparación con los 4 GW actuales. En relación a esto, se espera que la industria incremente el uso de estas tecnologías en un 74%, significativamente más del 25% actual.

El hidrógeno renovable experimenta un notable incremento, pasando de una meta de 4GW a una de 12 GW. Gracias a estas acciones, la eficiencia energética se eleva hasta el 44%, lo que supone un aumento en comparación con el 41,7% anterior. Uno de los aspectos más controvertidos de este plan ha sido la meta para vehículos eléctricos, que ahora se sitúa en 5,5 millones, superando los 5 millones iniciales. A pesar de las llamadas por parte de los defensores de los autos eléctricos para intensificar el enfoque debido a la lentitud de su implantación y de la infraestructura de carga, este factor ha sofocado la ambición en este modo de transporte. En lo que respecta a la tecnologías no renovables, para 2030 se proyectan 26,6 GW de ciclos combinados de gas y 3 GW de energía nuclear, provenientes de centrales ya existentes, sin que la actualización del Pniec establezca cambios. El nuevo Pniec se refiere a uno de los aspectos más difíciles del proceso de transición, la resistencia en aumento de los residentes en numerosas regiones de la Península a la construcción de plantas de generación renovable en sus ciudades. Como apunta el BOE, “Los promotores admiten que, independientemente de los beneficios identificados, existe una disputa en la sociedad acerca del proceso, velocidad y características de esta transformación, durante la cual se exige una mejor distribución tanto de los beneficios como de los costos de la transición energética, en todas sus facetas”.

Por lo tanto, se requerirá que los proyectos de energía renovable se alineen con la generación de beneficios socioeconómicos para las áreas donde se implementan, principalmente en las zonas rurales. Esto permitirá que los habitantes locales perciban y disfruten de los frutos de estos esfuerzos de desarrollo. Para garantizar esto, se establecerán nueve requisitos socioambientales para estos proyectos de energías limpias. Entre estos aspectos fundamentales, se incluyen la compatibilidad del cambio de uso del suelo con la protección del medio ambiente, una compensación justa entre los beneficios y daños para la comunidad, sostenimiento de la actividad económica y disminución de niveles de pobreza energética.

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