En los recientes años, Vilafranca del Cid (Castellón) ha atravesado una dura travesía. La marca de pantis y medias, que inició su camino como una prospera empresa familiar en 1907 bajo el liderazgo de la familia Aznar Íñigo, sufrió enormemente por la pandemia.
Durante el 2020, debido a la ausencia de pedidos, la empresa se dedicó a la confección de batas y mascarillas, llegando a producir hasta 25.000 y 15.000 unidades diarias respectivamente. Sin embargo, los esfuerzos no fueron suficientes.
Para apoyar a la empresa, el gobierno valenciano del Botànic, a través del Instituto Valenciano de Finanzas, suministró una serie de ayudas económicas.
Se le atribuyó a la marca una importancia estratégica, una relación transversal con varios sectores y un “fuerte carácter histórico” para la Comunidad Valenciana. Se proporcionaron en total 24 millones de euros, con los últimos 12 millones dados en 2022 con el objetivo de mitigar parte de las pérdidas causadas por la empresa debido a la disminución de la actividad durante la crisis de salud global.
En un esfuerzo para rescatar la producción, la empresa se sometió a un plan de viabilidad. Aun así, no se pudo evitar que en octubre de ese año la plantilla se redujera en un 40% mediante jubilaciones anticipadas y renuncias voluntarias. Además, se clausuró su centro logístico de Borriol, al cual se habían trasladado todas sus oficinas en 2009. Entre el conflicto ucraniano y el incremento del costo de la energía, la empresa fue golpeada aún más.
Febrero de 2023 marcó otro golpe cuando la empresa se declaró en concurso de acreedores y, en julio, se efectuó un ERE para 190 empleados. Desde entonces, hasta las primeras semanas de septiembre, los 79 empleados restantes quedaron en ERTE. El cambio crucial se produjo en agosto, generando preocupación entre los trabajadores.
Derivando del texto original, se presentaron dos compradores interesados en tomar control de la empresa. Uno de los cual era un individuo que también administra la marca de Ferrys entre otras, y la otra fue una propuesta presentada en representación de For Men SA y Koltex Plastic Recycling Systems SRL. Esta última era la opción preferida por los empleados de la compañía. Sin embargo, el juez del tribunal de comercio número 1 de Castellón no aprobó ninguna de las ofertas debido a la resistencia del Fondo de Garantía Salarial (Fogasa) y la omisión de comprar infraestructuras esenciales en la propuesta de For Men y Koltex. Los empleados fueron obligados a extender su ERTE hasta septiembre y a recurrir a las autoridades. Afortunadamente, el Fogasa decidió retirar su objeción y el juez finalmente autorizó la venta en agosto. Según el juez, si bien el Fogasa tuvo que realizar un «sacrificio económico» considerable, la venta tiene repercusiones económicas y sociales positivas en la región. Sin embargo, Carlos Mazón, el actual líder del gobierno autónomo, solicitó que se reconsiderara esta decisión ya que hubiera resultado devastadora para Marie Claire. Los empleados que habían estado en ERTE están gradualmente regresando a sus puestos de trabajo con una gran sensación de alivio y optimismo. «La gente tiene esperanzas después de presenciar un ‘milagro'», comenta Antonio Durán, secretario general de UGT-FICA Comarques de Castellón. Las nuevas autoridades han prometido impulsar la marca y reactivarla, respetando su historia y adaptándola a las tendencias modernas, siempre manteniendo en mente el bienestar de la región.
Juan José Picazo, secretario general de la Industria de CC.OO.-PV, enfatiza que la desaparición de su empresa, que emplea a más de mil trabajadores, hubiera sido una condena para todos. Sin embargo, tras la adquisición de Marie Claire por 250,000 euros este verano, finalmente pueden respirar con alivio. El comprador, For Men S.A., ubicado en Madrid, expresó su emoción por la oportunidad de revitalizar la empresa para asegurar su supervivencia durante muchos años más. Aseguran estar comprometidos con la región de Els Ports y, dicen, con la tradición textil del país.