La marca de vestidos de invitada La Croixé fue concebida durante un año plagado de invitaciones a bodas. Samanta Rabasa Coma-Cros, su fundadora, identificó una demanda por ropa de invitada a bodas que fuera asequible. «Las prendas para estos eventos suelen tener precios elevados, y recurrir a las marcas de fast fashion puede resultar en un cruce de estilos con otra persona en la misma boda», explica Rabasa.
Este pensamiento la condujo a crear una firma que ofreciera vestidos para invitadas a precios razonables.
Rabasa, graduada en administración y dirección de empresas, encontró a su socia ideal en Noemí Martín Acebes, una diseñadora de moda que conocía de un trabajo anterior en una destacada empresa de la industria.
«Al principio, yo lo hacía todo por mi cuenta desde mi casa y mientras trabajaba, hasta que Noemí se unió al proyecto y en 2013, relanzamos la marca», recuerda Rabasa.
Las fundadoras han logrado consolidarse en el ámbito de la moda en el transcurso de esta década. Actualmente, la firma cuenta con diez empleados y tiene dos tiendas físicas, una en Barcelona donde está ubicada su sede principal y otra en Madrid. Además, ofrecen sus productos en una tienda en línea y a través de aproximadamente 70 puntos de venta, principalmente en España pero también en Portugal, Italia, Colombia y Chile. Los vestidos se confeccionan en talleres externos que se encuentran tanto en Catalunya como en las cercanías de Madrid.
Su meta es poder llegar a un centenar de puntos de venta con la próxima colección.
Las empresarias tienen la meta de expandir su red de distribución a un centenar de puntos para la colección de primavera-verano 2025 que pronto lanzarán. La expansión en línea y la exploración de mercados emergentes como México, Francia y Alemania, permitirá a Rabasa y Martín triplicar los ingresos actuales de La Croixé, llegando a los tres millones de euros. Continuarán ofreciendo vestidos para invitadas a eventos a precios competitivos y manteniendo un diseño versátil y atemporal para mantenerse siempre en tendencia. Rabasa comenta «Estamos con las mujeres desde su debut a los 18 años, en sus primeros compromisos nupciales y en todas las bodas a las que puedan ser invitadas al pasar de los cincuenta años».
