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Desarrollo sostenible y expansión

A lo largo de la semana hubo varios acontecimientos significativos en la Unión Europea que deseo analizar en mi columna bi-semanal de Finanzas.

Primero que nada, Mario Draghi esbozó un plan para incrementar la competitividad en Europa. Él se refirió a este desafío como existencial.

Sí, has leído bien, existencial. Él quiso decir, que es nuestra propia supervivencia la que está en juego. Asimismo, mencionó la necesidad de reformas significativas para evitar que Europa se quede atrás frente a potencias como Estados Unidos y China.

Conviene reflexionar si Reino Unido había anticipado esta situación.

El segundo evento, que tuvo lugar del 16 al 22 de septiembre, fue la Semana Europea de la Movilidad, una iniciativa promovida por la Comisión Europea para fomentar la movilidad urbana sostenible. Las actividades van desde el Día Sin Coches hasta la promoción de transporte público y alternativas de movilidad ecológicas e inteligentes.

El tercer evento de la semana es el debate del Parlamento Europeo acerca del presupuesto del año venidero. El objetivo principal es garantizar que los fondos asignados se alineen con las prioridades estratégicas de la Unión Europea.

Resalto estos tres acontecimientos simultáneos debido a que Europa está liderando a nivel mundial en temas de sostenibilidad, descarbonización, energía limpia, ciudades libres de contaminación, reciclaje y economía circular, mientras que simultáneamente observamos cómo la región va perdiendo influencia económica global.

Como un liberal, argumento a favor de un modelo europeo de sostenibilidad en aumento que garantiza un progreso continuo, que exige cambios. Debemos reevaluar nuestras tácticas en varios aspectos, entre ellos la inmigración. Europa no es un refugio mundial y no puede acomodar a más personas desempleadas que no aporten a nuestro sistema de seguridad social.

No podemos ser permisivos con la entrada de productos extranjeros que no cumplen con nuestras normativas de sostenibilidad, mientras se impone el cumplimiento de estas reglas a las empresas locales. Tal actitud equivaldría a un auto-sabotaje.

Anhelar un mundo mejor no se logra únicamente con la determinación europea. Si otras regiones del mundo ignoran esta cuestión, deben cubrir el costo de su apatía. Es necesario regular los aranceles y comenzar a adoptar una actitud más seria, ya que el desinterés global repercute en nuestras empresas.

Al igual que en el fútbol, en el que las reglas deben ser iguales para todos, la economía también debe respetar el mismo principio. Necesitamos establecer límites en nombre de un crecimiento sostenible y una sostenibilidad en crecimiento.

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