Con la migración identificada por el CIS como el principal tema de interés entre los españoles, representando el 30% de sus preocupaciones, la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) proporciona información que respalda la contribución de los migrantes al mercado laboral español, y a la vez, rechaza la noción de que su presencia tenga un impacto negativo en las oportunidades laborales de los nativos.
Esta información se presentó en su informe trimestral sobre el mercado laboral, que incluye en esta edición un segmento dedicado a la migración.
El informe detalla el papel crucial de los migrantes en el crecimiento de la población activa española, representando el 90% del incremento desde 2021.
Se destaca también que la generación de empleos entre migrantes desde 2021 ha superado la que se produjo durante los años de auge inmobiliario de 2000 a 2008.
En un análisis más profundo, se denota que los 4.2 millones de trabajadores migrantes en España se distribuyen predominantemente en 15 categorías laborales, las cuales contienen el 50% del empleo migrante. Trabajadores domésticos, camareros asalariados y personal de limpieza representan el 18% del empleo de los trabajadores migrantes, con una mayor concentración entre las mujeres. De hecho, el 63% de las mujeres migrantes trabajan en estas 15 categorías y el 30% se dedican a trabajos domésticos, de camareras asalariadas o de limpieza.
Aunque la concentración de migrantes tiende a estar en empleos de baja cualificación, las tasas de segregación ocupacional que se ha experimentado con su integración al mercado laboral en años recientes son menores a las que se vieron antes de la Gran Recesión, tanto para hombres como para mujeres.
La inclusión de inmigrantes se está expandiendo en todos los sectores laborales, según el estudio realizado. Se pueden encontrar trabajadores extranjeros especialmente en el ámbito doméstico y de servicios, donde representan el 68.5% de los empleados en estos cargos, y en oficios como asistente de cocina, vendedores ambulantes y trabajadores agrícolas, constituyendo la mitad de los empleados. Según los expertos de Fedea, estos roles laborales encontrarían dificultades para ser llenados sin la fuerza laboral inmigrante.
Fedea también analiza la discrepancia entre la realidad y la percepción popular sobre la inmigración. Raquel Carrasco, una economista, argumenta que el alto nivel de preocupación reflejado en la encuesta del CIS es infundado. Asegura que no existe ningún indicio que demuestre que los inmigrantes afecten el empleo de los residentes locales, que reduzcan sus salarios, o que abusen de los beneficios sociales y de desempleo. Carrasco concluye subrayando la importancia de reformular el relato público en torno a estas cifras y percepciones.