Los periodistas debemos mantenernos prudentes y abstenernos de hacer pronósticos para no vernos en situaciones embarazosas. Lo más sabio sería concentrarnos en informar sobre los sucesos actuales. Dicho esto, es arriesgado afirmar que lo más grandioso está por llegarnos, sin embargo, los datos actuales apuntan a un futuro positivo.
Solo debemos observar las bolsas de valores a nivel mundial, que generalmente han registrado un incremento superior al 20%. Los expertos suelen afirmar que los mercados son semejantes a las golondrinas, porque aunque no producen la primavera, la anuncian. Todo indica que estamos siendo conducidos, con cierto retraso, hacia una era próspera, los llamados felices años veinte, un resultado lógico de la revolución digital en la que estamos inmersos.
El aumento de la productividad global es una realidad que ha traído un crecimiento de riqueza y esto está apenas comenzando. Sin embargo, la forma en que se distribuye esta riqueza es una pregunta latente, especialmente ante las olas de inmigración que enfrentan los países más desarrollados del occidente. La reducción de las tasas de interés es una bocanada de oxígeno para un país altamente endeudado como el nuestro. No es raro, entonces, que las economías de los países de la OCDE, lideradas por Estados Unidos, Japón y la Unión Europea, estén mostrando una generación plena de empleo. Incluso España, que sigue quedando a la retaguardia, está experimentando un resurgimiento en el mercado laboral. Es verdad que enfrentamos dos conflictos importantes, pero ni Ucrania ni Gaza representan una amenaza económica a nivel global. Su impacto ya ha sido considerado durante los últimos dos años. Otro aspecto clave para prever los movimientos futuros es el manejo efectivo de la inflación. El pronunciado incremento de precios forzó un alza en las tasas de interés, frenando el ciclo alcista. Sin embargo, la anunciada disminución en el precio del dinero por parte de la Reserva Federal, muy probablemente será implementada hoy, abriendo así el camino para un nuevo ciclo expansivo.
Este pronóstico nos permite prever que no habrá una recesión en Estados Unidos, y que China mantendrá un crecimiento mayor al 5%. El factor más relevante para nosotros, sin embargo, es la reducción en la tasa de interés del BCE, que es un beneficio vital para Alemania. Este país necesita retomar su papel como motor económico de Europa. Aún así, para que pueda fortalecerse este ciclo de expansión, es imprescindible resolver el conflicto entre Ucrania y Rusia y alcanzar un acuerdo entre Israel y Palestina. Este escenario es extremadamente beneficioso para la economía española, independientemente de quien esté al mando. Incluso si el Gobierno intentara sabotear la economía, las circunstancias serán propicias y habrá un impulso a favor. Para una nación tan endeudada como la nuestra, la disminución de las tasas de interés es una gracia salvadora. Un ciclo de expansión representa más turismo, mayor volumen de comercio, más actividad y posiblemente incluso una reducción de la deuda, si el Gobierno en turno tuviera la suficiente responsabilidad para aprovechar la oportunidad y estabilizar las finanzas públicas.