El futuro de la disminución de las horas de trabajo es incierto. La negociación está llegando a su etapa crucial, con una posible reunión este jueves que aún no se ha confirmado, mientras que la patronal se opone a discutir el núcleo de la negociación.
Los sindicatos están ansiosos, anticipando un futuro complicado en el trámite legislativo. Existe un temor entre los sindicatos de que quienes ganen inicialmente en el Parlamento puedan incrementar su victoria y obstaculizar así la implementación de un horario reducido. Este cambio es una reforma importante a la que han aspirado durante los últimos cuarenta años, no solo porque no ha habido modificaciones legales durante este tiempo, sino también porque es bien recibida por los trabajadores.
Asimismo, el Ministerio de Trabajo ve en esta transformación una necesidad principal. Por otro lado, la CEOE se opone a alterar lo que consideran un asunto intocable dentro de la patronal, sosteniendo firmemente que sin su apoyo la reforma se enfrentará a enormes desafíos en el trámite legislativo. Recientemente, la patronal declinó un incentivo para que las empresas de pequeño tamaño reduzcan su horario de trabajo. Según fuentes cercanas a la negociación, la negación reiterada de la patronal a discutir el tema a profundidad y admitir la meta de 37,5 horas se debe a su creencia de que la reforma no conseguirá suficiente respaldo en el Parlamento. En este contexto, se hace notable el acercamiento que han venido teniendo Foment del Treball y Josep Sánchez Llibre con Junts para reconectar con el antiguo espíritu de Convergència. La postura actual de Junts y su voto contrario a la línea de estabilidad en julio, que el gobierno volverá a plantear, solo aumentan la sensación de la patronal de que la reforma enfrentará dificultades en el legislativo.
El Ministerio de Trabajo ha experimentado un giro drástico en su posición, comenzando con un requerimiento para que la CEOE presente una propuesta escrita y, finalmente, optando por no seguir adelante con este ultimátum y dar lugar a posibles concesiones a la patronal. Entre las opciones consideradas se encuentran la postergación de la implementación de la reforma, originalmente programada para el 1 de enero de 2025, y permitir cierta flexibilidad en la distribución del horario laboral. Además, el Ministerio de Trabajo propuso la semana pasada una bonificación para nuevos contratos en pequeñas empresas con hasta 10 empleados que necesiten contratar personal debido a esta reducción legal.
Aunque no se proporcionaron detalles específicos, se espera que se proporcione una propuesta escrita pronto. Sin embargo, la respuesta inicial de la patronal ante esta propuesta ha sido negativa. Si bien las fuentes empresariales aplauden el reconocimiento de que este cambio afectará principalmente a las pequeñas empresas, también critican la falta de concreción en la medida y argumentan que no es suficiente por sí sola.
Por lo tanto, parece que la patronal ha optado por resistirse al cambio y esperar que no pase el escrutinio parlamentario, en vez de negociar para suavizar la reforma. Mientras tanto, los sindicatos han llamado a movilizaciones a partir del 26 de septiembre, expresando su inquietud por la falta de decisión. Los sindicatos argumentan que si no se llega a un acuerdo con la CEOE, no se deberían hacer concesiones y piden la eliminación de la flexibilidad en el horario laboral y las bonificaciones para pequeñas empresas. Sin embargo, están dispuestos a dialogar sobre la fecha de implementación de la reforma.