Categorías: Economía
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17 septiembre, 2024 8:22 am

Desde Adam Smith hasta Mario Draghi

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El reciente informe de Draghi sobre el futuro competitivo de Europa está generando una significativa repercusión debido a su diligencia y cuidado. El documento señala la declinación competitiva de Europa en el cara a cara entre titanes como Estados Unidos y China.

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El informe, con sus 400 detalladas páginas, está cargado de propuestas prácticas y hay quienes destacan su llamado a un auge de inversión tanto pública como privada equiparable a la respuesta continua de los fondos Next Generation.

Desde mi perspectiva, es notable el paralelismo encontrado entre el resumen inicial del informe Draghi y la introducción de Adam Smith en su obra «La riqueza de las naciones» en 1776.

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Draghi identifica que el retraso en la productividad y el crecimiento son el principal problema de Europa frente a los «jugadores de primera línea» en el panorama global. Es enfático al decir que si la UE no logra ser más productiva, será cada vez más complicado reservar los «valores esenciales de Europa» como «prosperidad, equidad, libertad, paz y democracia».

En contraposición a la visión maniqueísta frecuente, deberíamos reconocer que la supervivencia de los logros sociopolíticos europeos, incluido el Estado de bienestar, depende de una mejora considerable en la eficiencia y la competitividad. Este mensaje fue elegante y claramente expresado por Adam Smith en las primeras páginas de «La riqueza de las naciones», donde identifica las dos fuentes de prosperidad: la productividad (habilidades, destrezas…) y la participación en actividades productivas. Smith siempre destacó la importancia de la productividad ya que las sociedades con alta productividad son precisamente las que, gracias a ella, pueden brindar respuestas a situaciones cubiertas por el Estado de bienestar (como la infancia, la vejez, la discapacidad, la enfermedad).

Para asegurar la equidad y la inclusión social, es imprescindible crecer y aumentar nuestra productividad, así como adoptar los cambios radicales necesarios para ello. Este fue el mensaje clave que Mario Draghi heredó de Adam Smith. No existe una contradicción entre eficiencia y competitividad en una economía y mantener un modelo sociopolítico. Al contrario, la base y la sostenibilidad de este modelo dependen de mejoras en eficiencia y productividad, que con demasiada frecuencia se ven obstaculizadas por iniciativas o reglamentaciones bien intencionadas pero contraproducentes. El informe Draghi hace un llamado incisivo para fortalecer la robustez y las eficiencias de nuestras economías y sociedades. Si hubiésemos prestado atención a las lecciones fundamentales que Adam Smith nos enseñó hace más de dos siglos, posiblemente no estaríamos tan cerca del límite ahora.

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