El Vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, ha mostrado su descontento ante la decisión del Gobierno de romper un «acuerdo tácito» al nombrar a José Luis Escrivá y a Soledad Nuñez como Gobernador y Subgobernadora del Banco de España, respectivamente, sin previa consulta al PP.
Durante su intervención en el VII Foro de Banca de ElEconomista, De Guindos expresó que los acuerdos institucionales como este contribuyen a una mejor funcionamiento económico en la sociedad actual. Él hizo referencia a la práctica habitual de que el partido gobernante selecciona al Gobernador y el principal partido opositor selecciona al Subgobernador.
“Cuando yo era Ministro, yo propuse a Luis María Linde, y ellos a Fernando Restoy. Creo que esto es la normalidad desde una perspectiva institucional”, agregó De Guindos. También, clarificó que la elección del Gobernador es competencia del Gobierno y que el BCE no tiene opinión sobre esta decisión. Expresó su deseo de que Escrivá «continúe con las contribuciones de sus predecesores, Linde y (Pablo Hernández) De Cos, que fueron muy respetados» en el consejo del banco central. Con respecto a la oferta pública de adquisición (opa) de BBVA a Banc Sabadell, aprobada por el BCE a principio de este mes tras verificar que no repercute negativamente en la solvencia de las entidades, indicó que la autoridad de Competencia (CNMC) aún debe analizar «diferentes dimensiones y perspectivas».
Guindos enfatizó la relevancia de fusiones transfronterizas, usando como ejemplo la participación de Unicredit, una entidad bancaria italiana, en la adquisición del 9% del capital de Commerzbank, una entidad bancaria alemana. Mencionó que siempre han apoyado tal tipo de fusiones, a pesar de los potenciales argumentos nacionalistas. Afirmó que lo que realmente importa es cuán beneficiosa puede ser la fusión. Durante su intervención, predijo que para el 2025, la inflación se acercará al objetivo de 2% establecido por el BCE, también criticó la instauración de aranceles en el comercio global. “Los gobiernos que aplican aranceles, a menudo olvidan que la otra parte probablemente responderá”, aseveró. “Una guerra comercial sería devastadora para la economía y podría provocar presiones inflacionarias adicionales”, añadió.
