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El Banco Central Europeo expresa su descontento hacia los liderazgos ejecutivos en la industria bancaria de España

El Banco Central Europeo (BCE) está incrementando la presión sobre las presidencias ejecutivas de los principales bancos de España: Santander, BBVA y CaixaBank. Su meta es que tanto presidentes como la mayoría de los consejeros bancarios se dediquen exclusivamente a supervisar las operaciones ejecutivas en lugar de estar directamente involucrados en su gestión.

Este enfoque está especialmente arraigado en España, a pesar de que existen dichas presidencias ejecutivas en otros bancos de la zona euro, los reguladores tienden a considerarlo como un asunto español. En julio del año pasado, la unidad de supervisión bancaria del BCE sacó a la luz un borrador denominado “Proyecto de guía sobre gobernanza y cultura del riesgo”, que critica duramente este tipo de liderazgo: «El BCE promueve activamente la separación entre funciones ejecutivas y no ejecutivas dentro de la junta de dirección, lo cual implica que el presidente debería ser un miembro no ejecutivo sin poderes directivos.

A pesar de que el BCE reconoce que en algunos países las leyes nacionales pueden permitir que el presidente tenga funciones ejecutivas, cree que no es lo ideal y sugiere que se reexaminen los casos actuales». Este borrador refleja claramente las intenciones de los reguladores europeos. Si todavía hubiera dudas, el documento sostiene que “los avances realizados hasta ahora no son suficientes en general. La nueva normativa está en fase de consulta pública hasta octubre y se hará efectiva el próximo año. Tanto Santander como BBVA iniciaron en 2022 negociaciones con el encargado de supervisión bancaria del BCE en ese momento, Andrea Enria, para establecer un protocolo con el objetivo de disminuir la influencia de sus presidentes ejecutivos, acordando revisar la situación nuevamente en 2026. Como resultado, el Banco Santander, presidido por Ana Botín, cambió sus reglamentos en 2023 para que su CEO, Héctor Grisi, informase directamente a la junta directiva del banco, y no a su presidenta.

Carlos Torres, presidente de BBVA, y Onur Genç, su director, han implementado estrategias semejantes a las indicadas por fuentes cercanas a los supervisores. Estas fuentes destacan que ambos bancos han sido meticulosos al seguir lo estipulado en dichos acuerdos. Por su parte, CaixaBank, liderada por José Ignacio Goirigolzarri, negoció con el BCE durante la incorporación de Bankia a principios de 2021. Sin embargo, los sucesos han avanzado más rápidamente de lo previsto por la banca española y está previsto que el BCE cierre las discusiones sobre su nueva propuesta de guía de prácticas el 16 de octubre, para que estas recomendaciones sean obligatorias a partir de 2025. Se ha informado claramente que esta guía será obligatoria una vez aprobada. Goirigolzarri tiene su mandato renovado para 2025, mientras que Botín y Torres conservan más responsabilidades ejecutivas. Los tres grandes bancos españoles tienen en común que sus presidentes mantienen poderes ejecutivos, pero a grados distintos y en una clara disminución desde que el BCE inició su política de reducción de su influencia en la gestión del banco. En cuanto a Ana Botín en Santander, retiene el control estratégico a largo plazo y áreas como la banca digital y los pagos, además de los deberes ceremoniales asociados con su cargo. El CEO se encarga de las áreas comerciales, de banca e inversión corporativa, gestión de patrimonio y seguros. En BBVA, Torres está a cargo de las áreas de transformación, estrategia, legal y control, mientras que su CEO se ocupa de las operaciones y la gestión global.

En relación con CaixaBank, José Ignacio Goirigolzarri abarca áreas como auditoría, comunicación y relaciones institucionales. Por otro lado, Gonzalo Gortázar, el director ejecutivo, se encarga de todas las demás funciones relacionadas con las finanzas y los negocios. Goirigolzarri se encuentra en la tesitura de que tiene que renovar su puesto en la asamblea de accionistas el próximo año, coincidiendo exactamente con la entrada en fuerza de la nueva directiva del BCE. Los bancos españoles presentarán sus argumentos y puntos de vista sobre el proyecto de regulación del BCE a través de la Federación Europea de Banca (EBF), que a su vez los recibirá de la Asociación Española de Banca (AEB). Los tres principales bancos argumentarán que su modelo de gestión es igual o más eficiente y profesional que el que propone el BCE, y pedirán justificaciones sobre por qué deberían cambiar su modelo actual. Asimismo, subrayarán que cumplen con todos los estándares de buenas prácticas exigidos por el regulador, incluyendo el nombramiento de un consejero coordinador independiente que no depende del presidente del banco.

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