Los datos liberados por el INE esta mañana indican que en agosto, la inflación alimentaria se redujo a un 2,5%, el índice más bajo en casi tres años tras octubre de 2021. Esta disminución de seis décimas en comparación con el mismo mes del año anterior constata la constante disminución del IPC de los alimentos, un sector que ha afectado seriamente las economías familiares recientemente y donde la reducción de los precios parece más lenta.
Cabe recordar que este año comenzó con un incremento del 7,4% en los precios de los alimentos en enero, que gradualmente ha ido cayendo, con notables picos, al actual estimado de 2,5%. Los precios de los aceites, grasas, legumbres y vegetales disminuyeron principalmente, a pesar del incremento observado en agosto del año pasado.
Los precios más altos se produjeron en el aceite de oliva, que experimentó un incremento del 25,1%, seguido del chocolate (16,9%) y los jugos de frutas y vegetales (16,2%). Esta disminución en el costo de los alimentos, junto con la reducción en los precios de los combustibles, situó la tasa en un muy positivo 2,3%, aunque es una décima por encima de lo reportado por el INE hace dos semanas. Cada vez estamos más cerca del objetivo del BCE del 2%, lo que confirma el cierre gradual de la crisis inflacionaria de los últimos años. Esta es la tasa de inflación más baja desde julio del año pasado y marca el tercer mes consecutivo de desaceleración desde el pico de este año del 3,6% en mayo. La inflación subyacente, que excluye energía y alimentos frescos, se ubicó en el 2,7%, confirmado por los datos preliminares.
El Ministerio de Economía ha enfatizado la notable desaceleración en el costo de los alimentos, aproximándola al índice general. Con respecto al 2.3% de este índice, se subraya que está facilitando «el aumento del poder adquisitivo de las personas y los ingresos reales de las familias».