Durante el verano de 2017, todos los augurios adversos se materializaron. Ixolux Corsán, la constructora de sexto rango en relevancia de España, culminó su participación en el concurso de acreedores después de luchar por más de diez años con la crisis.
Inversores extranjeros, junto con los anteriores administradores de la empresa encabezados por Nemesio Fernández-Cuesta, finalmente admitieron la derrota. No quedaba nada más por hacer. ¿O tal vez sí?
Federico Ávila, líder de un conjunto de cuatro ejecutivos, vio una posible salida al percatarse de las oportunidades que se presentaban en el negocio de construcción civil e instalaciones.
Logró captar la atención y el respaldo de un fondo de inversión y, justo antes de que finalizara el concurso de acreedores, adquirió esa parte de la compañía. Después de consolidar el negocio bajo la marca Lantania, comenzó a buscar activamente inversores y empresas para seguir expandiendo sus operaciones. Uno de los próximos objetivos es una empresa de construcción civil, cuyo nombre se conocerá pronto, tal como han prometido en Lantania. Pero esta no será su única adquisición con el objetivo de continuar con su expansión, como lo hizo en su primer periodo, cuando llevó a cabo 12 transacciones corporativas en menos de cinco años.
Actualmente, se encuentra analizando el mercado en búsqueda de un colaborador, preferiblemente solo de carácter financiero, capaz de manejar una cartera de 300 megavatios (MW) renovables de los más de 800 MW que la empresa dispone, 400 de ellos en proceso de construcción. También están en su mira compañías que puedan potenciar el alcance de sus nuevas áreas estratégicas: energía, agua y transporte ferroviario. La empresa apuesta a una serie de proyectos con los que aspira alcanzar el objetivo de su último plan estratégico y finalizar el próximo año con una facturación cercana a los 500 millones de euros. «Si alguien me hubiera dicho en 2018 que en menos de diez años aspiraríamos a facturar 500 millones, no lo habría creído, y ya en 2024 esperamos alcanzar los 420 millones», admite Federico Ávila, el CEO de la compañía.
Cuando comenzó el resurgimiento de Ixolux, que desde entonces se llama Lantania, solo quedaban la maquinaria de la antigua firma, 97 empleados (ahora son 2.000) y algunos proyectos pendientes por empezar, desde licencias hasta certificaciones de calidad, según sus fundadores. Hoy en día, Lantania compite con grandes constructoras en licitaciones públicas. «No hemos ganado las licitaciones más importantes, pero hemos conseguido nuestro espacio», explica Ávila. Un espacio que ha ganado gracias a su especialización en infraestructuras ecológicas, liderando proyectos emblemáticos como los jardines verticales de la carrera de circunvalación M30 de Madrid.
La estrategia que retomó a partir de las 12 adquisiciones que realizó en sus primeros años le ha permitido promover el crecimiento de la empresa.
Lejos de estar enfocados en simplemente mantener su empleo, se comprometieron a aprender de los errores anteriores y la diversificación fue definida como clave desde el inicio. Después de lo que Ávila llama un «emprendimiento casi forzado», atravesando una pandemia y una guerra, Lantania hoy ya destaca que sus sectores de energía y agua, y también de transporte ferroviario, se sitúan por encima de los sectores más tradicionales en su portafolio de proyectos en desarrollo.
Para el año 2023, que concluyó con una facturación de 375 millones de euros, una cartera de proyectos actual en curso que supera los 700 millones y activos valorados en más de 250 millones, el sector energético representó el 31% de la contratación de la empresa en comparación con el 16% del año anterior. Las infraestructuras representaron el 24% y los proyectos de edificación un 21%, pero el agua representa su gran apuesta para el futuro, constituyendo el 15% de su negocio en la actualidad.
«Estamos progresando significativamente tanto en energías renovables como en encontrar nuestro papel en el sector del agua con proyectos relevantes de desalinizadoras en Medio Oriente. Las infraestructuras de agua serán cada vez más esenciales», explica Ávila. Para avanzar en esta área, Lantania contrató a todo el equipo de
Abengoa, que antes se encargaba de este sector. Su contrato más reciente, firmado este verano, es precisamente en este sector: 84.3 millones de dólares para la construcción de una instalación que servirá a la mega ciudad de Neom en Al Badaa (Arabia Saudita), donde ya desarrollan otros dos grandes proyectos de desaladoras.
Lantania
Estrategia de diversificación geográfica
Lantania, fundada en 2018, estableció su plan de expandirse internacionalmente tan solo un año después, en 2019. Esta intención se encontró con los obstáculos impuestos por la pandemia. Sin embargo, la empresa ha conseguido alcanzar su objetivo, logrando que el 24% de su negocio proceda de operaciones fuera de España. De acuerdo con su actual estrategia, se espera que este porcentaje aumente hasta el 50%. La empresa prevé aumentar su presencia internacional al 35% en 2024, con operaciones en 10 países. Según explicó el fundador de la empresa, la expansión se ha realizado de manera muy selectiva, mitigando riesgos y ubicándose estratégicamente. La operación de Lantania en Polonia ha sido crucial en esta expansión, lo que ha permitido su extensión a Europa del Este. Adicionalmente, Norteamérica y América Latina fueron los primeros destinos a los que se expandió la compañía. Gracias a su enfoque en el agua y las plantas desaladoras, la empresa ha conseguido penetrar en el mercado de Oriente Medio, específicamente en Arabia Saudí.
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