La Justicia de la Unión Europea ha ratificado que Apple debe desembolsar 13.000 millones de euros para compensar los impuestos no satisfechos a Irlanda entre 2003 y 2014, gracias a ciertas ventajas fiscales. Esto representa un gran triunfo político para la vicepresidenta de la Comisión Europea a cargo de la Competencia, Margrethe Vestager, apenas a unas pocas semanas de su salida del cargo.
Esta victoria se suma a otra lograda por el TJUE contra Google, quienes tendrán que saldar más de 2.400 millones de euros por haberse aprovechado de su posición superior al favorecer su propio servicio de comparación de productos Google Shopping.
El Tribunal de Justicia de la Unión Europea revocó el fallo del 2020, en el que se aseguraba que Apple finalmente no tendría que desembolsar los 13.000 millones de euros a Irlanda. En el fallo de hoy, el tribunal dictaminó que la decisión previa que excusaba a la empresa multinacional de pagar los impuestos solicitados se había equivocado, al considerar que los reclamos de la Comisión Europea estaban basados en «interpretaciones incorrectas» sobre los impuestos que debían haberse aplicado a la empresa tecnológica. Además, el tribunal se equivocó al aceptar las objeciones propuestas por Irlanda, que siempre se opuso a la postura de la Comisión.
La resolución de hoy representa un gran logro para Vestager y pone fin a un legado que había sido duramente criticado debido a decisiones como la de Apple. Con este fallo, se concluye el caso y la empresa deberá realizar el pago.
El asunto se originó en 2016, cuando Margrethe Vestager, la poderosa comisionada de Competencia, exigió a Apple que reembolsara 13.000 millones de euros a Irlanda por beneficios fiscales que la Comisión Europea había considerado ilegales entre 2003 y 2014. Este arreglo especial permitió a Apple evitar casi todos sus impuestos (comenzando con el 1% y terminando pagando solo el 0.005%). Cuatro años después, en un golpe fuerte para la comisión comunitaria, el tribunal europeo se puso del lado de Apple, y poco después apeló.
Beneficios fiscales indebidos por 11 años
Desde que Vestager asumió la comisión de Competencia -primero con Jean-Claude Juncker y ahora con Ursula von der Leyen- empezó a aplicar una fuerte presión contra las empresas que habían conseguido favores a través de acuerdos fiscales (tax rulings). Estos acuerdos no son ilegales en sí mismos, pero sí lo es el hecho de que algunas empresas multinacionales se benefician y otras no.
Sin embargo, en 2020, cuando el tribunal europeo dictaminó que Apple no tenía que pagar, se argumentó que la Comisión Europea no había probado suficientemente las supuestas ventajas fiscales que Apple había obtenido en Irlanda.
Bruselas ha expresado fuertes objeciones a un fallo jurídico emitido por magistrados de Luxemburgo, citando múltiples «errores jurídicos». Señaló que estos beneficios fiscales contravienen las leyes de ayuda estatal. Irónicamente, Irlanda, a pesar de mantener sus impuestos corporativos en un mínimo 12.5%, y ser la base europea de varias empresas de tecnología, sostiene que Apple ha cumplido con sus obligaciones fiscales de forma justa y nunca ha aprobado la decisión del gobierno. En última instancia, esto también afecta sus propios intereses, ya que podría desalentar a las empresas a establecerse en la isla.
Google tiene que desembolsar 2.400 millones de euros
Vestager tiene otra razón para festejar hoy, ya que el TJUE ha confirmado que Google deberá abonar más de 2.400 millones de euros por abuso de su posición dominante favoreciendo su propio servicio de comparación de productos (Google Shopping) en detrimento de sus rivales.
Los magistrados de Luxemburgo han desestimado la apelación de la gigante de Mountain View contra la multa impuesta por el gobierno en 2017, la cual, en ese tiempo, era la mayor sanción impuesta a una empresa por abuso de posición dominante.
En su fallo, los jueces europeos consideraron que el Tribunal General estaba en lo correcto al imponer la multa, «dadas las características del mercado y las circunstancias específicas del caso, el comportamiento de Google era discriminatorio y no correspondía a una competencia basada en méritos».