En la recién instaurada legislatura, Catalunya se ve desafiada por cuestiones que deben ser atendidas de manera precisa para garantizar un desarrollo sustentable y justo. Diversos sectores requieren atención urgente por parte del Govern de Catalunya. Es crucial apoyar el modelo de negocio catalán, vital para el avance económico y social.
Las empresas de Catalunya no solo crean valor y trabajo, sino que también promueven la integración de los recién llegados y apoyan la cohesión social. Es prioridad proteger empresas insignia como Celsa o Grifols para salvaguardar la estabilidad del entramado empresarial y evitar la pérdida de activos.
Este apoyo debe fundamentarse en los valores distintivos de la cultura empresarial catalana: espíritu emprendedor, cultura del esfuerzo, creatividad, innovación, adaptabilidad, flexibilidad, resiliencia, lengua y conexión con el territorio. Catalunya debe mejorar su financiamiento y reajustar su sistema fiscal para impulsar la competitividad. Además, es necesario simplificar la burocracia y definir un marco regulador más nítido y transparente. Agilizar los trámites y emplear mecanismos como el consentimiento administrativo tácito y la declaración responsable, podría mejorar notablemente la apreciación de los empresarios y ciudadanos, disminuyendo la sensación de estar siempre «en el punto de mira». Asimismo, es crucial facilitar el vínculo entre la administración y las pequeñas empresas, que frecuentemente hallan obstáculos para suministrar y gestionar las solicitudes de información, obstaculizando así su actividad. Por otra parte, es primordial impulsar la responsabilidad y la rendición de cuentas entre la administración pública. Los funcionarios deben tomar decisiones eficientes y cumplir con los plazos establecidos, garantizando que se rinden cuentas por las responsabilidades asumidas, tal como ocurre en las organizaciones eficaces. Otro asunto imperativo es incrementar la productividad (actualmente estamos a la zaga en la UE).
Es necesario instaurar medidas normativas que apoyen esta finalidad. Por ejemplo, la cantidad de ausencias laborales se ha disparado un 300% luego de la pandemia de covid. Es crucial asegurarnos de que los recursos sean dirigidos a quienes más lo necesitan, mejorando así la competitividad en el ámbito laboral y propiciando un ambiente de trabajo más efectivo. Concluyendo, es imprescindible que Catalunya optimice su financiación y revise su sistema fiscal para tocar un punto de competitividad. Se requiere una disminución del déficit fiscal, aplicación del principio de ordinalidad y el inicio de un concierto económico para asegurar una justa financiación. Deberían ser eliminados aquellos impuestos que desfavorecen el patrimonio ya aportado y unificar el impuesto de sucesiones al promedio europeo, preservando así a las empresas familiares que son de gran importancia para el país. Catalunya requiere una estratégia determinada que trascienda más allá de una legislatura. La proyección a futuro debe concentrarse en competitividad, innovación, transferencia tecnológica, expansion internacional y cohesión social, asegurando un futuro para el país.