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Más títulos ecológicos para combatir el lavado de imagen verde

Los bonos verdes, que son emisiones de deuda con el objetivo de financiar o refinanciar proyectos de impacto ecológico positivo, están marcando el inicio de un nuevo ciclo. A partir del 21 de diciembre de 2024, se introducirá un nuevo estándar europeo para los bonos verdes, que impone reglas más estrictas para certificar su condición de «verde».

Según MainStreet Partners, una consultoría especializada en criterios ambientales, sociales y de gobernanza, esto marca el comienzo de una nueva era, aunque otros analistas tienen una perspectiva más cautelosa respecto a su alcance real. Sin embargo, hay consenso en que representa un paso adelante en la lucha contra el «greenwashing» o la falsa imagen sustentable.

«El estándar pretende incrementar la transparencia, la confiabilidad y la coherencia de estos bonos», explica José Gallardo, director de Mainstreet Partners. Los emisores de bonos verdes, ya sean empresas o gobiernos, deben alinear sus ingresos con la taxonomía de la Unión Europea, permitir un margen del 15% para actividades no alineadas con la taxonomía y cumplir con los criterios de «no generar daños significativos» y «salvaguardias sociales mínimas». «Básicamente, se trata de prevenir el greenwashing, y evitar que se clasifique como verde una inversión que no lo es», resume Juan Carlos Villanueva, secretario general del Observatorio Español de la Financiación Sostenible (Ofiso).

Según los datos, parece que el mercado está listo para este endurecimiento de las normas. La Comisión Europea calcula que solo el 20% de los bonos verdes emitidos globalmente desde que el Banco Mundial emitió el primero en 2008 cumplen con el nuevo estándar. Sin embargo, «ese número se eleva al 58%, es decir, a más de la mitad, si se consideran los bonos verdes emitidos desde 2022», indica Gallardo.

El estándar europeo, al igual que los principios de la Asociación Internacional de Mercado de Capitales (ICMA), que rigen el mercado actual, será de adhesión voluntaria. Solo los emisores que así lo elijan acogerán esta normativa. Villanueva especula que muchos emisores que ya se rigen por la ICMA, tal vez no opten por este estándar europeo.

Con respecto a los compradores, Pablo Esteban, subdirector del Foro Español de Finanzas e Inversión Sostenible (Spainsif), anticipa que el estándar sería atractivo para aquellos inversores con mayor conciencia ambiental y que buscan minimizar la volatilidad.

Esteban está convencido de que, el verdadero catalizador del mercado serán los ‘bonos verdes’. A nivel mundial, en 2023, estos bonos ascendieron a 504.800 millones de euros, con un incremento del 7% en comparación con el año anterior. Jaime Díaz-Río Varez, investigador de Mainstreet Partners, señala que, entre 2022 y 2023, unos 1.100 nuevos emisores de bonos verdes, sociales y sostenibles se han incorporado al mercado. «Hay un gran interés en el mercado,» añade.

Europa domina el sector de las emisiones y la normativa, contribuyendo con el 63% de las transacciones de financiamiento sostenible a nivel mundial en 2023, comparado con apenas el 15% de América. Además, el 40% de los activos gestionados en Europa están ligados a factores de sostenibilidad y buen gobierno, frente al 15% de los activos americanos. En 2023, en España se colocaron bonos verdes por valor de 15.313 millones de euros, de acuerdo a las cifras de Ofiso, liderados por el Tesoro español, Telefónica e Iberdrola.

Por otro lado, Ma Ju, presidente y fundador del Instituto de Finanzas y Sostenibilidad de China, compartió con el Foro Económico Mundial los cuatro principales factores que han permitido a su país lograr el financiamiento exitoso de su transformación verde: definir claramente las actividades verdes; establecer distintos mecanismos de financiamión verde; imponer regulaciones rigurosas de divulgación; y promover una serie de incentivos financieros.

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