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Volkswagen enciende las señales de alerta

Volkswagen se halla frente a una batalla decisiva para superar la crisis, y dispone de «un año, tal vez dos» para revertir la situación actual. Durante una reunión en la sede de Wolfsburg, Arno Antlitz, el director financiero del conglomerado, reveló los drásticos recortes que la principal entidad industrial de Alemania y el mayor fabricante de vehículos de Europa debe enfrentar.

Aunque el aviso había sido dado el día anterior por los directivos, la novedad impactó a los 25,000 empleados presentes. La industria automotriz europea no se ha recuperado de la desventaja generada por la pandemia y Volkswagen se ve amenazada con una disminución en la demanda de aproximadamente 500,000 vehículos al año, lo que equivale a la producción de dos plantas.

Por esta razón, la empresa contempla el cierre de dos instalaciones en Alemania y recortes laborales que aún no se han definido. Las fuertes medidas representan un golpe para el grupo que es apreciado como la gema de la industria alemana, y en contra de las cuales Daniela Cavallo, presidenta del comité de la empresa, prometió «resistencia feroz». Este serio escollo sólo complica más la labor del canciller Helmut Scholz, quien batalla con el enlentecimiento de la economía y la ascensión de la extrema derecha en elecciones regionales recientes de Turingia y Sajonia. Desde el gobierno, se reitera el apoyo y se llama a la responsabilidad de la compañía que emplea a 300,000 personas en Alemania. Berlín ya habla de fomentar la venta de carros eléctricos con incentivos fiscales, luego de terminar los subsidios al fin del año pasado. El líder gubernamental de Baja Sajonia, quien posee un 20% de las acciones y del voto en el consejo de supervisión de VW, ha afirmado que no respaldará el plan de cierre de plantas.

A pesar de las tensiones y el contraataque proveniente del influyente comité de empleados (que ocupa la mitad de las posiciones en el consejo de supervisión de la empresa), Volkswagen ha expuesto la severidad de su estado actual, afectando fuertemente la autoestima de Alemania como una potencia industrial dominante. La compañía detrás del emblemático Beetle es un representante del milagro económico alemán. Aunque su origen data de 1937, gran parte de su trayectoria se entrelaza con la historia del renacimiento de Alemania, desde un país en ruinas hasta convertirse en la primera fuerza industrial de Europa. Ahora, este gigante corporativo se aventura a contemplar el cese de producción en Alemania, lo que implica el reconocimiento de que la transformación económica que se buscaba, hacia la rápida conversión en tecnologías de coches eléctricos, chips y baterías, no está procediendo según lo previsto. Mientras la gerencia del grupo atribuye sus dificultades a la ralentización económica y la feroz competencia de competidores emergentes (como los chinos), los líderes de los trabajadores apuntan a una administración pesada e ineficaz, que no ha respondido adecuadamente a los desafíos de la electrificación. En realidad, la empresa ha estado invirtiendo durante años en su paso hacia los coches eléctricos, sin embargo, su CEO, Oliver Blume, se ha visto obligado a suspender los planes de una nueva plantación en Alemania debido a la disminución de las ventas en Europa y ha reducido la inversión planificada de 2025 a 2029 en 5.000 millones de euros, que iba a totalizar 165.000 millones. El negocio en China, el mercado más importante de VW, también ha sufrido. Allí, el grupo vendió 3,2 millones de coches el año pasado, una cifra menor a los 4,2 millones del año 2019.

Desde 2020, la participación de mercado de Volkswagen ha sufrido una caída de cinco puntos, quedándose en un 14,5% en 2023. Esto ha favorecido a empresas chinas en gran crecimiento, tales como BYD, Geely y Chery. Aunque VW aún lidera las ventas en autos de combustión, en el terreno de los eléctricos se encuentra en el séptimo lugar, siendo estos últimos la mitad del mercado en el gigante de Asia. Otro obstáculo que ha enfrentado el fabricante alemán es el desarrollo de software para los vehículos eléctricos. Tras el descalabro de Cariad, su programa interno, Volkswagen decidió invertir en junio pasado 5.000 millones de dólares en la startup americana Rivian, con el fin de tener acceso a un software más avanzado. Previamente, habían acordado algo parecido con la emergente empresa china Xpeng para mejorar su presencia en el mercado asiático. Con estos movimientos, el objetivo de Volkswagen es mantenerse como el principal conglomerado industrial alemán.

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