Los efectos de la reciente junta de banqueros centrales en Jackson Hole (Estados Unidos), donde se declaró el inicio de un nuevo periodo de reducciones en las tasas de interés, todavía se sienten. Este cambio marca un rompimiento con la política implementada desde 2021, cuando la inflación se hizo presente.
Esta decisión representa un impulso significativo para la economía en los trimestres venideros y beneficiará a empresas, familias y gobiernos al disminuir su carga financiera. Llega en un momento crucial, dada la reducción en la fuerza de la demanda en muchos países, debido en buena parte a la conclusión del repunte post-pandemia y las medidas contra la inflación, y al endurecimiento de las condiciones financieras desde 2022.
Se anticipa un decrecimiento económico, que impactará también a los países con mejor rendimiento del PIB en años recientes, como España, EE.UU. y otros europeos. Alemania, motor principal de Europa, continúa con una visión macroeconómica más sombría que el resto. La economía española, por otro lado, mantendrá su relativa fortaleza según sus principales indicadores. De acuerdo con las proyecciones más recientes de Funcas, el PIB aumentará un 2,5% este año y un 2,3% en 2025, mientras que la tasa de desempleo, según las estimaciones de la EPA, se situará en 11,2% en 2024 y 10,3% en 2025. Así, el empleo seguirá una tendencia positiva a pesar del decrecimiento proyectado hasta finales del 2025. Respecto a la inflación, Funcas prevé que el IPC total terminará en 3,3% este año y en 2,3% en 2025, con valores bastante semejantes en la inflación subyacente.
Por lo tanto, puede ser que veamos un aumento en la inflación este próximo otoño a causa de la conclusión de ciertas medidas y posibles incidentes geopolíticos, tales como intensificación de conflictos en Ucrania y el Medio Oriente, solo para disminuir nuevamente en el 2025. En última instancia, la situación actual ha tenido un impacto más fuerte en el incremento de precios que las propias tendencias inflacionarias internas, como potenciales espirales de sueldos-precios que no han sucedido. Esta es una señal preocupante Los problemas estructurales, como la vivienda, han persistido a pesar de una mejora en la economía. Una gran sombra de preocupación para este otoño y futuros eventos es la situación política, tanto a nivel global como nacional. Además de las guerras, las elecciones presidenciales en los Estados Unidos, las tensiones comerciales con China, y el inicio de una nueva era en la Unión Europea, junto a su cantidad de incertidumbres legislativas, ponen más elementos en la balanza de riesgo. La forma en que se manejen estos retos será un determinante en si la economía mundial sigue creciendo en gran cantidad o no. En cuanto a España, existe preocupación por la falta de balances políticos necesarios para que se aprueben ciertas decisiones claves como los presupuestos del 2025 o el nuevo sistema de financiación autonómica. En esta situación actual, no parece haber apoyo político garantizado para los grandes planes económicos del mandato. Y los problemas estructurales, como la competitividad, vivienda, equilibrio presupuestario y otros, han persistido a pesar de una mejoría en la economía. Estos son malos indicadores estructurales en un entorno que hasta el momento ha sido favorable.