Según un informe reciente del Centro de Investigación de Ageingnomics de la Fundación Mapfre, las personas mayores de 55 años ahora representan el 60% del gasto de consumo en España. Este grupo demográfico es particularmente importante para industrias como el turismo, la alimentación, la farmacia, la banca y los seguros.
El estudio señala que los ancianos disfrutan de una «situación económica robusta»: el 81.8% poseen su propia casa, el 55.8% viven en hogares con más de un generador de ingresos y el 49% logran ahorrar mensualmente. Según Ageingnomics, el 53% de los ancianos proporcionan ayuda económica regular a otros familiares, generalmente hijos o nietos, y un 12% contribuye económicamente cada mes.
«Los ancianos son una columna vertebral en las familias españolas, debido a su estabilidad económica, proporcionada por su pensión y planes de pensiones», que posee el 24% de ellos. Las personas mayores confían mucho en su situación financiera a pesar de que el 80% cree que la condición económica general del país empeorará y en el futuro tendrán que aumentar su apoyo financiero a los familiares. El aumento de la inflación ha sido el principal problema para las personas mayores, especialmente en cuanto a costos de vivienda y alimentación. Para enfrentar este aumento en los gastos cotidianos, los ancianos descartarían reducir su gasto en salud o vivienda para evitar afectar su calidad de vida, pero están dispuestos a reducirlo en restaurantes, ocio y cultura, tecnología y alimentos. Los «seniors» son clientes esenciales para la industria turística. Además, constituyen la mayor clientela del sector financiero: el 93% tienen al menos un seguro, con un promedio de 2.55 (los seguros de casa, automóvil y defunción son los más comunes).
En el grupo colectivo, abundan los «inversores entusiasmados» que recurren a internet para buscar posibles inversiones para sus ahorros, siendo estos un 31% más comunes que en otras demografías. El informe resalta que sólo el 18.9% de las personas mayores de 55 años muestra interés en extender su vida laboral, un número que sólo se incrementa al 29% en aquellos con educación avanzada. Pese a que un 80% de la población mayoritaria posee una casa propia y un 66% de estas ya están completamente pagadas, la mayoría se niega a usarla como fuente de ingresos: un 40% planea legarla a sus hijos. Por otro lado, ha disminuido el deseo de las personas de mayor edad de permanecer en su hogar actual, y solo el 45% no tiene intención de mudarse. Las opciones financieras como la hipoteca inversa no son muy atractivas (solo un 26% las tiene en cuenta), así como tampoco son muy populares las alternativas como la segregación de la vivienda (apenas el 6%), los departamentos supervisados (13%), las residencias (21%) o el coliving (29%).