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Mantener el talento en la empresa

De acuerdo al pronóstico para el 2050, España se posicionará entre los países más envejecidos globalmente, contando con tan solo 1,5 empleados por cada pensionado, en comparación con el ratio actual de 3 a 1. Esto llevará a una repercusión inevitable en la sustentabilidad del estado de bienestar.

En el corto plazo, la migración puede llenar los huecos laborales, pero los movimientos migratorios también se encuentran influenciados por el envejecimiento mundial y la competencia acrecentada entre naciones para convocar talento. Resulta indispensable incrementar la productividad laboral actual y, más que nada, garantizar un futuro prometedor para la juventud.

Serán los jóvenes quienes, en poco tiempo, ocupen las posiciones laborales que determinarán el nivel del estado de bienestar que podremos costear. A pesar de que quizás ellos no lo noten todavía, pronto tendrán un gran poder de decisión, convirtiéndose en un recurso limitado a nivel global. Es fundamental que nos enfoquemos en brindarles una formación de calidad y un ambiente laboral atractivo que los aliente a permanecer en nuestra nación. El bienestar del estado descansará en las manos de los jóvenes. Sin embargo, los datos indican que la inversión en nuestra juventud y en iniciativas para aumentar la productividad es desproporcionadamente baja: mientras que el gasto en pensiones ha aumentado del 9,8% al 12,9% del PIB desde el 2010, la inversión en investigación y desarrollo apenas ha variado, pasando de un 1,33% a un 1,44% del PIB desde el 2011. Además, el gasto público en educación ha descendido de un 5% a un 4,7% del PIB, sin mencionar la declinación en los resultados PISA. Esta realidad se torna aún más preocupante al considerar que estamos creando un déficit estructural que las futuras generaciones deberán saldar. Tal perspectiva podría impulsar a las futuras generaciones a buscar nuevas oportunidades en el extranjero si no hallan aquí lo que buscan.

El talento es algo que puede moverse con facilidad, y aquellos países que no proporcionan un ambiente propicio para mantenerlo, lo terminan perdiendo. Un reciente escrito en The Economist sugiere que España tiene la posibilidad de incrementar notablemente su habilidad para atraer a graduados universitarios si eliminara barreras administrativas e invertiera en infraestructuras. Sin embargo, el país no está tomando las medidas necesarias en este sentido. Un análisis realizado por BBVA e IVIE muestra que aproximadamente un tercio de los emigrantes españoles mayores de 25 años poseen una educación superior y estima que la emigración resultó en la pérdida del 0,93% del valor del capital humano total de España en 2022. Esta pérdida, si no se equilibra con la llegada de talento del extranjero, podría tener un impacto negativo en la futura economía del país. Portugal ha logrado implementar políticas eficaces para mejorar sus resultados educativos y atraer talento global. España necesita emular este modelo para garantizar un futuro económico estable. Si no gestionamos un reparto equitativo del gasto intergeneracional e invertimos en promover la educación, competitividad y productividad, corremos el peligro de que nuestros jóvenes decidan buscar mejores oportunidades en otros lugares.

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