José Luis Escrivá ha sido designado como el nuevo gobernador del Banco de España por un período de seis años, ante la desaprobación del Partido Popular. Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, no cedió a las peticiones de este partido para seleccionar a un candidato distinto, con el fin de que la renovación del liderazgo de la entidad reguladora contara con un consenso general.
En julio pasado, Sánchez elogió enormemente a Escrivá cuando se supo de su posible nominación, afirmando que pocos en España tienen su nivel de experiencia demostrada en la política monetaria.
La posición totalmente contraria del Partido Popular a este candidato ha causado que su nombramiento se aplazara hasta el último minuto.
Este miércoles se cumple el plazo del cargo de la vicepresidenta, Margarita Delgado, que ha venido ocupando interinamente el puesto desde que terminó la presidencia de Pablo Hernández de Cos el pasado junio. Los líderes del principal partido de la oposición se han negado desde el comienzo a aceptar a un ministro del Gobierno en el cargo, ya que creen que su falta de independencia socava la credibilidad de la institución.
Durante los últimos dos meses, el Partido Popular no ha propuesto un candidato alternativo a pesar de las negociaciones. Según fuentes conocedoras de dichas negociaciones, existía un grupo dentro del Partido, dirigido por el actual vicepresidente del Banco Central Europeo, Luis de Guindos, que instaba a aceptar a Escrivá con la finalidad de poder nominar al subgobernador o subgobernadora y así tener alguna influencia en la entidad reguladora. Sin embargo, el grupo principal liderado por Feijóo rechazó esta idea, argumentando que amenaza el prestigio y la independencia del Banco de España.
La imposibilidad de asumir los roles de ministro y gobernador simultáneamente fue enfatizada por el opositor cabecilla, indignado ante la designación de un ministro gubernamental como líder del Banco de España. Este argumento constituye la base de su oposición, ya que el PP no disputa la aptitud de Escrivá para dicha función. Feijóo remarcó: «No se puede ser ministro en la mañana y gobernador por la tarde». El traslado abrupto de Escrivá desde Airef al ministerio de Inclusión y Seguridad Social en 2020 tomó a todos por sorpresa. Se mantuvo en este puesto hasta 2023, aplicando en este periodo una controvertida reforma de las pensiones.
En la reestructuración de noviembre de 2023, Sánchez decidió mantener a Escrivá en el gobierno al conocer su intención de finalizar su carrera laboral en el Banco de España. Creó para él un ministerio específico, el de Transformación Digital, que también se haría cargo de la Administración Pública, un destino ahora incierto. Sánchez ahora puede decidir entre seleccionar un reemplazo para el ministerio o desmembrarlo, integrando sus dos departamentos a otros ministerios.
La carrera de Escrivá se inició en el propio Banco de España, desempeñando varias funciones en su departamento de estudios. En 1993, se unió al Instituto Monetario Europeo, contribuyendo activamente al establecimiento del euro. Con la formación de la unión monetaria, fue ascendido al puesto de director de la división de política monetaria del BCE en Frankfurt. Más tarde, se unió al sector privado, y en 2004, fue contratado por BBVA como economista principal y director del departamento de estudios. A partir de 2010, fue nombrado director del área de finanzas públicas hasta 2012.
En aquel año, retornó a las entidades internacionales, específicamente a la gerencia para las Américas del Banco Internacional de Pagos de Basilea. Posteriormente, en 2014 fue convocado por Cristobal Montoro, quien en ese momento era ministro de Hacienda del Partido Popular, con el propósito de establecer la Airef y supervisar la implementación de los presupuestos gubernamentales. Durante su período allí, tuvo memorables conflictos con el ministro que lo designó y elaboró informes incisivos cuestionando las políticas oficiales.
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