Ayer, en un entorno mucho más tranquilo que el de su anterior cumbre en enero, marcado por las revueltas agrícolas en Francia y las secuelas de las protestas violentas en el sector europeo, el grupo de expertos convocado por la Comisión Europea entregó sus conclusiones con respecto al futuro de la agricultura a la presidenta, Ursula von der Leyen.
El documento destaca la importancia de respaldar a aquellos que más lo requieran, tomando en consideración aspectos socioeconómicos y no únicamente la magnitud de las granjas, como se hace actualmente.
Von der Leyen, quien aceptó el informe de manos del presidente del grupo de expertos, el profesor Peter Strohschneider, estudiará seriamente estas y otras sugerencias al elaborar el proyecto que pondrá sobre la mesa durante los primeros cien días de su próxima presidencia de la Comisión, el cual ofrecerá “una nueva perspectiva de la agricultura y la alimentación.”
El informe, desarrollado a lo largo de siete meses de debates entre una amplia gama de actores del sector, propone una reestructuración de la Política Agrícola Común para el próximo periodo presupuestario (2028-2034) y la instauración de un fondo ad hoc para la transición hacia una agricultura más ecológica.
En específico, aboga por un refuerzo del apoyo para aquellos agricultores «que más lo necesiten», basándose en la viabilidad económica de las granjas, en vez de su tamaño. “La PAC debería respaldar de forma más enfocada los ingresos de ciertos agricultores activos», para prevenir el abandono del sector rural y garantizar “unos ingresos dignos”, poniendo particular atención a “las granjas pequeñas y mixtas, los jóvenes agricultores, nuevos actores y áreas con limitaciones naturales”, estipula el informe.
A raíz de las manifestaciones de los agricultores de diversas partes de Europa, la Comisión Europea ha realizado al inicio del año una serie de concesiones a la agricultura en un esfuerzo por calmar las tensiones. Por ejemplo, las fincas menores de 10 hectáreas, que constituyen el 65% del total pero solo reciben el 10% de los fondos, se han liberado de ciertos requisitos administrativos para obtener asistencia. La Comisión Europea ha adoptado un nuevo enfoque que implica más confianza en los agricultores, menos micromanagement y más incentivos, como el fin de la obligación de enviar imágenes de sus actividades regularmente y una creencia en su conformidad con los requerimientos. A pesar de los avances, la Comisión reconoció que hay más por hacer para asegurar la protección de las granjas, aumentar la resistencia y competitividad del sector agroalimentario, y promover su sostenibilidad. Para ello, su presidenta anunció la formación de un consejo asesor externo formado por miembros del sector, que trabajará en sus propuestas incluyendo un eficiente sistema de reconocimientos e incentivos que reconcilien a la agricultura con la naturaleza. Antes de marzo, presentará propuestas para fortalecer el poder de negociación de los agricultores en pro de un sistema más equitativo, ya que en la actual cadena de producción, los agricultores suelen ser los más vulnerables. La Comisión Europea también planea revisar la cadena de producción, en la cual muchos agricultores son a menudo el eslabón más débil y, antes de marzo, presentará propuestas para mejorar la posición de negociación de estos en favor de un sistema más justo. Asimismo, ha notado una tendencia en Europa hacia la disminución del consumo de ciertos productos derivados de proteínas animales y un creciente interés en sus alternativas vegetales. La Comisión Europea tiene previsto apoyar este desarrollo para hacer que las dietas saludables sean más asequibles, atractivas y accesibles.
El reporte enfatiza la importancia de respaldar el cambio hacia opciones de alimentos basadas en verduras y facilitar a los consumidores la adopción de esta transición. También sugiere que la Comisión Europea debería revisar sus normas de etiquetado y contemplar posibles estímulos fiscales para garantizar que estén asequibles a los consumidores con ingresos más bajos. Los expertos también sugieren que se debe asegurar una consistencia mayor entre la política ambiental europea y las negociaciones comerciales de la Unión con otros países. Esta propuesta fue particularmente aplaudida por Copa-Cogeca, representantes de los agricultores y cooperativas agrícolas de la UE.
Es notable que haya habido un acuerdo en torno a estas recomendaciones entre organizaciones tan diversas como la patronal agrícola europea, las ONG medioambientales como Greenpeace, asociaciones de pequeños agricultores y representantes de la industria agroalimentaria. El hecho que estas propuestas han sido unificadas en un documento de más de 100 páginas es considerado un gran logro.
Según Von der Leyen, «Este acuerdo demuestra que, estableciendo las estructuras necesarias, es posible superar un debate muy polarizado y crear la confianza que tanto necesitamos». A pesar de los grandes desafíos que enfrenta la agricultura europea, Von der Leyen enfatizó que el sector dispone de las herramientas necesarias para mitigar y adaptarse a la crisis climática y añadió: «Debemos respaldar la agricultura que trabaje con y para la naturaleza».
El informe deliberadamente no menciona las futuras cifras de la Política Agrícola Común (PAC), ni cuánto dinero será necesario en el futuro para responder a los desafíos actuales y venideros, como la posible incorporación de nuevos países en la comunidad europea.
Strohschneider enfatizó que no se trata de la cantidad del presupuesto, sino de cómo se distribuye y para qué se usa. El cree firmemente que las sugerencias propuestas por el conjunto de especialistas serán útiles para preparar a la PAC para los desafíos que están por venir. A pesar de que está evidente que el presupuesto total indudablemente enfrentará presión.
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