El jefe de la Reserva Federal (Fed), Jerome Powell, ha preparado el terreno para iniciar los recortes en las tasas de interés a partir de septiembre. En su aguardada intervención del viernes, declaró que ha llegado el momento de ajustar la política monetaria.
Muchos interpretaron «ajuste» como una reducción.
“El rumbo está claro. La velocidad de los recortes en las tasas dependerá de los datos publicados, de cómo evolucionen las proyecciones y del balance de riesgos”, destacó. Fue especialmente enfático al expresar su postura en relación al mercado laboral, que considera el más vulnerable a la presión actual, en que aseveró: “no buscamos ni acogemos un enfriamiento aún mayor en las condiciones del mercado laboral”.
Los últimos informes dan vía libre a la Fed para comenzar a relajar la restrictiva política monetaria que fue establecida en 2022, en su reunión del próximo mes. Esto ha mantenido las tasas de interés entre el 5,25% y el 5,50%, siendo el máximo en más de veinte años. Los mercados financieros esperan el primer cambio en un año, aunque preveen que sea a la baja.
Powell se concentró menos en las expectativas y más en su evaluación de la economía, para tomar decisiones con base en sus conclusiones, considerando lo que ha denominado algún momento como un «primer paso crucial».
Mientras el mercado bursátil aguarda, lleno de incertidumbre sobre el curso modificado por la Reserva, Powell se enfocó en las causas que llevaron a la inflación y que desataron una actuación agresiva con trece incrementos de las tasas desde marzo de 2022 hasta julio de 2023.
Dentro de este contexto, hizo hincapié en los avances acerca de la inflación y mencionó que la Fed puede ahora establecer su enfoque en el otro aspecto de su obligación, es decir, dar prioridad a la estabilidad del mercado laboral.
Powell ha confirmado que la inflación ha disminuido notablemente. Argumentó que el ambiente laboral ya no está en su pico máximo y que las circunstancias actuales son menos críticas en comparación con las que imperaban durante la pandemia. Añadió que las cadenas de suministro se han estabilizado y que existe un cambio en el equilibrio de los riesgos en relación con nuestras dos misiones. Wall Street acogió positivamente sus declaraciones y el índice Dow Jones empezó a incrementar, ganando más de 300 puntos.
En una reunión anual que tuvo lugar en el mismo lugar, Jackson Hole, realizada por el banco central de Kansas hace dos años, su discurso era completamente diferente. Advirtió desde este escenario a los ciudadanos estadounidenses que reducir la inflación conllevaría ciertos sacrificios. Solo dos meses antes, la inflación alcanzó el 9,1%, la tasa más alta observada en décadas.
Sin embargo, en esta ocasión, en el discurso más relevante del año, Powell se enfocó en lo que muchos visualizaban como poco probable en el pasado: un suave descenso sin aflicción.
Todos estaban seguros de que la Reserva Federal estadounidense (Fed) comenzará a reducir las tasas de interés a partir del próximo mes, y que esta disminución se realizará en varias ocasiones hasta final de año e incluso en 2025. La duda más frecuente no era si proporcionaría indicaciones sobre la programación, sino si el primer recorte sería de 25 o 50 puntos básicos. No negó la posibilidad del recorte más extremo.
Luego del decepcionante informe laboral publicado el primer viernes de agosto, surgió este supuesto entre los analistas. Solo se sumaron 114,000 empleos y el índice de desocupación ascendió a 4.3%; aún se mantiene en los mínimos históricos, pero con una tendencia al alza.
El último informe sobre inflación mostró un índice del 2.9%, el más reducido en dos años, por debajo del umbral simbólico del 3%. Este hecho reduce la tensión y mitiga en gran parte el miedo a que la economía de EE.UU esté encaminada hacia la recesión. El Dow Jones logró recuperar casi todo lo que perdió durante el llamado lunes negro (5 de agosto).
Además de las declaraciones de Powell después de la reciente reunión de la Reserva Federal en julio, en la que confirmó que se contemplaba una reducción de las tasas para la reunión de mediados de septiembre, la publicación esta semana de las actas de esa reunión confirmó que se acerca el recorte de las tasas. La mayoría de los miembros de la Reserva Federal favorecen esta decisión para el próximo mes, a menos que haya un cambio inesperado.
Contribuyó a esta situación el hecho de que el mercado laboral es menos sólido de lo que parece. Esta percepción se reafirmó recientemente cuando se revisaron las cifras de contratación y se determinó que se crearon 800,000 empleos menos de los reportados entre abril de 2023 y marzo de 2024. El resultado final indica que, aunque se mantuvo un fuerte impulso durante ese periodo, con más de dos millones de empleos, el lustre se ha desvanecido. Esta es la mayor revisión a la baja en una década.
Por lo tanto, este es otro ejemplo de ese área gris de la economía que se ha visto en el último año, oscilando entre una recesión total y la posibilidad de un aterrizaje suave.
Si Powell consigue que la economía se dirija por ese segundo camino, lo que supone llevar la inflación al nivel correcto o alrededores (el objetivo de la Fed es el 2%), sin provocar un dramático aumento en el desempleo, los expertos argumentarán que es un triunfo histórico. No obstante, si no tiene éxito, la economía sufrirá una recesión debido al peso excesivo de las tasas de interés durante un período muy largo.
«Nuestra meta ha sido recuperar la estabilidad de los precios manteniendo un mercado de trabajo sólido, evitando así el desempleo que se presentó en momentos anteriores de desinflación cuando las expectativas de inflación estaban menos arraigadas», subrayó en Jackson Hole. «A pesar de que la labor aún no se ha completado, hemos logrado un gran progreso hacia el objetivo», subrayó.