«Tan solo me falta oír que los trenes operaban mejor durante la era de Franco. Pero mantengan la fe», así es como Óscar Puente, el Ministro de Transportes, inició su intervención en la Comisión de Transportes del Senado. Calificó como «políticas» las críticas en torno a las gestiones de los problemas sucedidos en el transporte ferroviario durante este verano.
Puente admitió que este verano está siendo «extremadamente difícil» y repetidamente pidió «perdón» a la población por las incidencias, asegurando su compromiso de «solucionarlas lo antes posible». Sin embargo, Puente insistió en que el transporte de pasajeros está experimentando «la etapa más brillante de su historia», marcando hitos en términos de pasajeros y frecuencias.
“Estamos viviendo la época dorada del transporte ferroviario”, afirmó Puente.
El Ministro aclaró que las dificultades que están ocurriendo no son resultado de un «desatención» de la red, sino «todo lo opuesto», ya que se están realizando «una cantidad enorme de construcciones, la mayor en nuestra historia, mientras intentamos hacerlas compatibles con el servicio».
Esta es precisamente la situación en la estación de Chamartín en Madrid, el núcleo del caos ferroviario vivido este verano. Puente señaló que entre enero y marzo «5,8 millones de personas transitaron por la estación, casi cinco veces más que hace cinco años», en una infraestructura que está actualmente en plena expansión.
En Chamartín, «este año alcanzará 13,9 millones» de pasajeros, cuando “el estudio informativo anterior a la remodelación, en 2018, estimaba 10 millones de pasajeros, subestimaron un 40%» y «para 2040, esperaban 12 millones de pasajeros”, lo cual también es insuficiente.
Estamos en la obligación de brindar un servicio, programado para el año 2040, en una sala de 10.000 metros cuadrados. Sin embargo, debido a las obras, el área se ha limitado a 2.600 metros cuadrados. Está previsto crear dos más que sumarán a un total de 18.000 m². La estación simplemente no posee la capacidad para atender a la cantidad de pasajeros que recibe, con trenes diseñados para albergar hasta 1.000 personas y que parten cada 10 minutos.
En cuanto a los incidentes con la nueva línea de Talgo, Avril, se cree que serán posibles fallos electrónicos ocurridos en los vehículos. Resaltó que la tasa de puntualidad media desde su inicio el pasado 21 de mayo hasta el 11 de agosto fue solo del 40%, muy por debajo del promedio de Renfe del 76,3%.
A principios de agosto, estos retrasos se agravaron cuando se registró el 80% en los S106, lo que significa que solo dos de cada diez trenes llegaron a tiempo. Según el ministro, la razón de estas situaciones problemáticas radica principalmente en el material de ruedas, especialmente en los componentes de seguridad incorporados en los trenes Talgo, la propulsión, los frenos y el pantógrafo. Hace diez días, de los 22 trenes ya entregados, 11 se encontraban en talleres para revisión. Ahora, hay cuatro en reparación.
Renfe ha anunciado que requerirá compensación financiera a Talgo debido a los serios problemas técnicos presentados por los S106. No descarta tomar acciones legales por responsabilidad tanto contractual como extracontractual. Actualmente se encuentra estimando el daño reputacional y las indemnizaciones a los pasajeros.
El encargado de Transportes ha defendido durante su exposición la transformación en la estrategia de compensaciones de Renfe por cuestiones de puntualidad. Actualmente, el 76% de los trenes llegan a tiempo, una reducción significativa comparado con el 91% alcanzado cuatro años atrás. Puente sostiene que la nueva cifra es comparable con la de otros países europeos, entre ellos Francia e Italia.
Puente hizo hincapié en que el compromiso de puntualidad de Renfe data de 1992, con tan sólo seis trenes de alta velocidad y no había sido actualizado. «Era un sistema de puntualidad fácil de cumplir. Ningún operador europeo mantiene el compromiso de puntualidad que tiene Renfe, incluso después de haberlo reducido», afirmó.
Hasta julio pasado, Renfe se hacía cargo del 50% del coste del billete si el retraso era de 15 minutos y del 100% si superaba la media hora. Ahora, sólo devuelve lo que dicta la ley, el 50% del precio si el retraso supera los 60 minutos y el 100% si es mayor a hora y media.
«Ahora la situación es totalmente diferente. Tenemos dos competidores que no han asumido dicho compromiso de puntualidad», afirmó Puente. Según él, las competencias se están concentrando en los precios de los billetes, lo cual resulta más sencillo. Con mucho trabajo de infraestructura y un sistema muy tensionado, mantener tal compromiso de puntualidad hubiera sido un suicidio financiero para Renfe, quien el año pasado gastó 42 millones de euros en compensaciones. Para él, sería una irresponsabilidad mantener ese compromiso en estas circunstancias. Renfe debe equilibrar sus finanzas, y no resulta sencillo. Entre las tres operadoras, las pérdidas superan los 330 millones, cuando anteriormente la alta velocidad generaba ganancias.
Ha reconocido que la liberalización ha democratizado el acceso. Sin embargo, cuestionó si el statu quo puede mantenerse a medio o largo plazo. Sugirió que no, debido a que las empresas no pueden continuar perdiendo dinero en billetes.
Puente elogió el éxito del tren en el país, atribuyéndolo a los gobiernos democráticos y al competitivo sector empresarial, especialmente en lo que respecta a la obra pública ferroviaria. Reiteró que este reconocimiento no solo proviene de él, sino también de allende nuestras fronteras.
El ministro destacó el aumento de pasajeros en el transporte ferroviario durante la última década y media, el acortamiento de los tiempos de viaje y la expansión de la red ferroviaria. Predijo que los cambios venideros en los próximos cinco años serán espectaculares, ya que se agregarán Cantabria, Euskadi, Navarra, Extremadura y La Rioja a la alta velocidad, fortaleciendo el corredor atlántico. Además, prometió que Almería se unirá pronto a la alta velocidad y que el corredor mediterráneo está progresando a un ritmo constante.
El ministro defendió que si se pretende mantener un ritmo de construcción razonable, el servicio se verá afectado. Pero aclaró que es mejor continuar ofreciendo el servicio, incluso con problemas, que interrumpirlo como sucede en otros países.
Finalmente, subrayó que la puntualidad de la alta velocidad en España es del 91%, un porcentaje considerablemente mayor al que se registra en países como Alemania.
El ministro detalló en su discurso que su administración es la que más ha invertido en alta velocidad, y sigue apostando por las redes de cercanías y las rutas tradicionales.
«Hago un llamado a su paciencia y comprensión. No estamos inactivos, estamos invirtiendo más que en cualquier otro momento. Pronto veremos los frutos de estos esfuerzos, pero habrá algunos contratiempos en el camino. Nos esforzaremos al máximo para minimizar estos inconvenientes, pero habrá una reducción gradual hasta que podamos superar algunas etapas cruciales», finalizó.
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