Berlín se propone salvar a Meyer Werft, el astillero de alta gama con dificultades financieras que según medios alemanes podría necesitar hasta 3000 millones de euros en asistencia. Este astillero es un emblema de la industria germana, con una historia de 229 años y siendo uno de los principales constructores de cruceros en el mundo.
Durante su visita a la sede de la empresa en Papenburgo, Baja Sajonia, el canciller alemán, Olaf Scholz, aseguró al comité de la empresa que se está trabajando con la administración y los bancos para lograr un acuerdo que asegure su futuro.
Sin entrar en detalles monetarios o planes específicos, Scholz describió a Meyer Werft como una «joya de la corona industrial». La compañía proporciona 3.300 empleos directos, con la perspectiva de 300 recortes de personal en los próximos años, y 17.000 indirectos.
Según informó Reuters, la principal opción que se contempla es que el gobierno se haga con una participación mayoritaria, aunque de forma temporal, ya que según Scholz, el Estado «no es un constructor naval». No obstante, se desea que su futuro sea prometedor en manos privadas. La familia Meyer, propietaria de la empresa, ha lanzado un comunicado en el que indica que están trabajando rápidamente para reorganizar la empresa, aunque no mencionaron una posible participación estatal. Bernard Meyer, CEO de la empresa, enfatizó que aunque no ha sido fácil, los intereses empresariales siempre deberían prevalecer sobre los familiares. La compañía ha sido gestionada durante siete generaciones por la familia Meyers.
Meyer Werft, con 229 años, se destaca en la construcción de cruceros.
Meyer Werft ha logrado contratos por alrededor de 11.000 millones de euros en los últimos meses, incluyendo un trato con Disney para la construcción de cuatro cruceros. Sin embargo, la mayoría de los clientes sólo pagan una fracción del coste total hasta el momento de la entrega, dificultando las finanzas de la compañía.
Actualmente, Meyer Werft enfrenta una escasez de aproximadamente 2.800 millones de euros, lo que se atribuye, en gran medida, al impacto tardío de la pandemia. Además, ha habido un aumento en los costes de energía y materiales debido al conflicto en Ucrania, que complica aún más la situación. Estos factores han llevado a los bancos a cuestionar la solvencia de la empresa y dificultar su financiación. Se estima que se necesitará un rescate de alrededor de 3.000 millones de euros.
«El gobierno federal está haciendo su parte para resolver el problema. Espero que todos sigan su ejemplo y así juntos lograremos superar esto», dice Scholz. Según los informes, el gobierno federal y el estado proporcionarían 400 millones, respaldarían los préstamos bancarios, y asumirían hasta el 80% del capital.
El plan de rescate requiere la aprobación de Bruselas. Este método ha sido utilizado previamente durante la pandemia, como en el caso del rescate de Lufthansa en el 2020.
Además de la construcción de cruceros, Meyer Werft está trabajando en un proyecto clave para la transición a energías renovables, fabricando plataformas necesarias para la generación de energía eólica marina.
Esta semana, la factura industrial alemana ha aumentado con el inicio de la construcción de la fábrica de TSMC en Dresde, donde la compañía taiwanesa cuenta con un apoyo de 5.000 millones de euros.
