Renfe está enfrentando un obstáculo adicional en su desafío para operar los servicios de alta velocidad hasta la capital francesa, París. Se ha revelado que los fallos experimentados por los nuevos trenes S-106 de Talgo, los Avril – que son idénticos a los que Renfe busca hacer circular por las redes ferroviarias francesas – son uno de los elementos que SNCF, la entidad encargada de la homologación de los trenes, evaluará, según han señalado fuentes asociadas al procedimiento de validación.
La administradora de infraestructuras francesa no quiere ver los mismos problemas en sus vías que en las españolas. La carga de superar esta homologación recae en Talgo, que ha estado buscando obtenerla durante 18 meses – esto representa un retraso de más de un año respecto al cronograma ordinario – y la aprobación aún no ha llegado tras los Juegos Olímpicos.
Renfe está lista para comenzar sus operaciones en París con el propósito de iniciar servicios en las rutas de alta velocidad francesa con 10 de los 30 trenes que estarán a su disposición en los meses venideros. Para la empresa presidida por Raül Blanco, estar presente en París es crucial en relación al plan de negocio establecido. Desde octubre de 2022, Renfe gestiona las rutas de alta velocidad de Perpiñán a Lyon y Marsella con trenes de la serie 100F de Alstom (Francia). Sin embargo, quiere llegar a París con los S-106 de Talgo, que pueden albergar el doble de pasajeros, hasta 500, pero la homologación sigue en espera.
Renfe descubrió que el técnico responsable del tren que sufrió una avería en Chamartín trabajaba para una empresa subcontratada de Talgo.
El Departamento de Transporte ya anticipa que las recientes fallas en España tendrán «consecuencias», dado que SNCF no es inmune a los dilemas ferroviarios en este lado de los Pirineos. La empresa francesa, sin embargo, ha decidido no opinar acerca de la situación. Talgo asegura que ha estado laborando junto con la empresa conjunta de mantenimiento, Tarvia, «desde el principio para asegurar el mejor servicio en sus trenes, que transportan un promedio de 19.000 pasajeros al día».
Renfe ha intensificado su presión sobre Talgo a raíz de las fallas recientes en los nuevos trenes del tipo S-106. El incidente ocurrido la semana anterior en Chamartín hizo que la operadora pública anunciara una demanda en contra del fabricante por «responsabilidad contractual y extracontractual». Denunció que desde el primer día de operaciones de las máquinas, ha habido problemas. En ese día desafortunado para los 11.768 pasajeros, según estimaciones de Renfe, ocurrió un incidente que la operadora ha añadido a su lista de quejas.
La operadora demanda la destitución de un director de Talgo.
Personas familiarizadas con el asunto indican que Renfe, presidida por Raül Blanco, ha solicitado a Talgo el despido del principal encargado de la manutención de los trenes S-106. Se aclara que el punto álgido de la tensión entre ambas empresas se dio la semana pasada cuando un miembro influyente de la entidad pública se puso en contacto con el director general de Talgo para comunicarle que era urgente atender la situación y destituir al citado jefe de los talleres. Por su parte, Talgo ofrece un relato diferente, argumentando que no ha recibido ninguna solicitud de destitución por parte de Renfe, y que cualquier decisión de este tipo debería ser discutida en la junta directiva de Tarvia, la compañía conjunta que se encarga del mantenimiento de los trenes problemáticos. Hasta el momento, no se ha convocado una reunión extraordinaria del consejo de administración, agregan las fuentes.
Al llegar al tren S-106 averiado en Madrid, los técnicos de Renfe descubrieron que el encargado del mantenimiento pertenecía a una empresa subcontratada, específicamente Alsa Rail. El sindicato CGT, con representantes en Renfe, ha expresado su descontento con esta subcontratación, ya que pone el servicio en manos de una empresa que no ha estado involucrada en la creación, validación y pruebas posteriores del material que está causando tantas incidencias. Talgo no ha emitido ningún comentario al respecto.
Durante las recientes pláticas entre Renfe y Talgo, la compañía anunció que se añadirá un turno adicional a los dos ya en operación en el mantenimiento. Esto significa que el equipo de reparación de los trenes S-106 está trabajando a toda capacidad, logrando que 18 de los 22 trenes reportados con inconvenientes estén en funcionamiento; aún quedan cuatro por ser reparados. No obstante, los asuntos emergentes han generado preocupación tanto en Renfe como en Transportes, indicando que si no se solucionan de raíz, los errores se repetirán.
El contexto en que se da este roce entre empresas involucra la oferta pública de adquisición (opa) propuesta por el grupo húngaro, la cual es rechazada por el Gobierno. La coyuntura de contratiempos con los trenes S-106 se produce en paralelo a esta opa pendiente sobre Talgo por parte de Ganz-Mavag. La postura del Gobierno sostiene que Talgo precisa de un socio industrial fuerte que pueda garantizar la carga laboral actual y futura. Su favorito es Škoda Transportation, cuya posible fusión sería respaldada económicamente por Criteria Caixa y Escribano.
El pacto entre la CETM y los sindicatos CCOO y UGT garantiza la paz laboral en el sector del transporte.
Mientras las sanciones occidentales apuntan directamente a la economía rusa desde el inicio de la guerra en Ucrania, y en particular a su producción y exportación de petróleo crudo, Moscú no cesa de desplegar estrategias sofisticadas para preservar la exportación de sus hidrocarburos.