Por segundo día seguido, muchos visitantes han decidido hacer noche en el aeropuerto Son Sant Joan, en Palma, a causa de atrasos y anulaciones de vuelos ocasionados por la DANA durante el fin de semana largo de agosto. Este periodo se caracteriza por ser uno de los más congestionados en términos de tráfico aéreo y los vuelos cancelados han impactado a un gran número de viajeros que tenían que salir de la isla.
Durante esta segunda noche consecutiva, los pasillos del aeropuerto Son Sant Joan se han transformado en refugio improvisado para aquellos turistas que no han podido regresar a sus naciones después de vacacionar en la isla.
Este viernes, el aeropuerto Son Sant Joan está lidiando para retomar sus actividades normales, sin embargo, continúan siendo visibles las largas filas de personas buscando abordar un vuelo alternativo a su vuelo cancelado.
Las aerolíneas se han visto abrumadas por la imposibilidad de operar en medio de tormentas severas y arrastran dificultades desde las primeras cancelaciones del día que la DANA golpeó Baleares, el miércoles anterior. Algunos visitantes llevan atrapados en el aeropuerto desde ese día y han decidido dormir en el lugar dada la complejidad adicional de hallar hospedaje en plena temporada alta de turismo de verano.
Las tres terminales aéreas en las islas han sufrido alteraciones y anulaciones de vuelos, especialmente el aeropuerto de Palma debido a su enorme cantidad de tráfico. Tormentas inclementes también llevó a la paralización de vuelos en Menorca. Se estimaba que se realizarían alrededor de 1.500 operaciones en todas las islas, un despegue o aterrizaje cada sesenta segundos, pero los retrasos fueron una constante por la imposibilidad de operar en medio de una vigorosa tormenta que ha acechado al archipiélago balear en las últimas 48 horas. En ciertos puntos del día, ningún avión pudo despegar o aterrizar en Palma debido a las malas condiciones climatológicas con fuertes lluvias esporádicas.
AENA no ha proporcionado cifras exactas respecto al total de cancelaciones durante estos dos días, que obligaron a las aerolíneas a reestructurar gran parte de sus vuelos de manera continua, pero se calcula que se pudieron haber anulado cerca de un centenar de vuelos durante estas dos jornadas caóticas y todos los demás tuvieron grandes demoras. Ryanair, una de las aerolíneas afectadas, señaló de manera directa al Control de Tráfico Aéreo español por haber impedido la llegada de sus aviones a Mallorca, pese a que los despegues se realizaban de manera habitual.
Enaire, por su parte, ha rechazado por completo las alegaciones de la aerolínea y ha admitido que durante estos días han habido períodos de bloqueo, ya que las operaciones se vieron afectadas por constantes regulaciones «para asegurar la seguridad de los pasajeros». Indican que debieron suspenderse varias maniobras de despegue y aterrizaje, lo que resultó en retrasos significativos.
El presidente de Enaire y Secretario de Estado para el Transporte, José Antonio Santano, ha emitido una declaración en defensa del manejo del departamento de Óscar Puente contra los reproches de la empresa. «Las críticas que Ryanair ha levantado, acusando al Ministerio y a Enaire de ser demasiado meticulosos, son inadmisibles», indica. Santano recalca que las preocupaciones comerciales de una línea aérea «nunca superarán la seguridad».