En el último mes, los Estados Unidos experimentaron un incremento del 0,2% en los precios, lo que provocó una caída del índice interanual al 2.9%, por primera vez debajo del 3% desde que la crisis desencadenada por la pandemia en marzo de 2021.
Este índice está ligeramente por debajo de las expectativas.
La Federal Reserve (Fed) ahora tiene una mayor posibilidad de reducir las tasas de interés, después de su reunión en septiembre (los días 17 y 18) para aliviar la presión económica.
El aumento de precios observado al inicio de 2024, parece estar totalmente controlado.
La variación inflacionaria mensual continúa acercándose a la meta del 2% establecida por el banco central. Su presidente, Jerom Powell, declaró después de la reunión de julio que el recorte de las tasas podría implementarse para el siguiente mes si la disminución en la inflación se confirmaba y había riesgo de dañar magnitudinalmente el mercado laboral.
Jim Baird, encargado de inversiones en Plante Moran Financial Advisors, comentó que “la presión inflacionaria que se presentó previamente se ha dispersado considerablemente. El ritmo actual de inflación no es conflictivo. Existe una norma general que insinúa que lo más desafiante ya ha pasado.»
El informe del Departamento Laboral coincidió con la proyección hecha por Wall Street, la cual pronosticaba un aumento del 0.2%. Sin embargo, la discrepancia ocurrió en la tasa anual, que Wall Street había posicionado en el 3%, igual que en junio, cuando los precios decrecieron en un 0.1% en relación a mayo, representando la primera disminución desde la crisis de la Covid. Aunque la diferencia entre el 2,9% y el 3% puede parecer mínima, el simbolismo de cruzar ese umbral es considerable.
Aparte de los componentes más inestables como los costos de los alimentos y la energía, la inflación secundaria demostró que las tarifas aumentaron un 3,2% en comparación con el año anterior, lo que indica una disminución respecto al 3,3% de junio. Este 3,2% es el nivel más bajo desde abril de 2021.
La primera respuesta en el mercado de futuros fue relativamente negativa, aunque aumentaron los bonos del Tesoro.
Se considera que este informe es esencial para que la Reserva Federal (Fed) inicie su análisis de su política monetaria restrictiva. La primera señal ocurrió a principios de este mes cuando el mercado de trabajo experimentó una disminución, sólo se registraron 114.000 nuevas contrataciones en junio y el desempleo aumentó al 4,3%, en comparación con el 4,1% en junio y el 3,7% de principios del año.
Pese a que este índice se mantiene en un rango históricamente bajo, el temor de una posible recesión causó caos en los mercados bursátiles, con una disminución de más de 1.000 puntos en el Dow Jones en un solo día. No obstante, estos miedos parecen haberse desvanecido y el Dow Jones cerró el martes recuperando casi por completo esas pérdidas.
Varios economistas aseguran que es posible evitar una recesión inminente. Indicaron que el incremento del desempleo se debió principalmente a despidos temporales anticipando un retorno al trabajo en unos meses. Otros indicadores, como el mercado immobiliario, muestran que aún no hemos llegado a ese escenario adverso.
Todos los factores, sin embargo, confirman que los altos precios que agobiaron a los consumidores después de la pandemia están disminuyendo constantemente, es el momento de evitar que el mercado laboral sufra una disminución drástica o que el consumo, el gran motor de la economía de Estados Unidos, se castigue demasiado.
El aumento del 0,4% en los costos de las viviendas tuvo la culpa del 90% del incremento de los precios. Los costos de los alimentos experimentaron un incremento del 0,2%, con los huevos jugando un papel principal en ese aumento, mientras que los precios de la energía no presentaron cambios significativos.