El comienzo de agosto en el mercado de valores se mantiene puntual, dando el pistoletazo de salida el primer día del mes este año. En la actividad del día anterior, el índice Stoxx-600 europeo tuvo una disminución del -5.8% en comparación al cierre de julio, el índice Eurostoxx-50 bajó un -6.9%, y el índice S&P 500 registró una caída del -7.2% en euros y un -5.8% en dólares.
Por otro lado, el índice Nasdaq 100 cayó -10,5%, un -9,0% en dólares, mientras que el índice Nikkei-225 disminuyó un -14,1%, un -17,8% en yenes.
Es notable que los descensos en las bolsas estadounidenses resultan ser más notables para los inversionistas que utilizan euros debido a la debilidad simultánea del dólar, en contraposición, las caídas en la bolsa japonesa son menos pronunciadas para aquellos inversionistas que usan euros, gracias a la valorización del yen.
No existe ninguna justificación económica para estos movimientos, salvo la volatilidad inherente al mes de agosto, que se caracteriza por tener volúmenes de mercancía más bajos en comparación con los otros meses, y en donde resulta más fácil manipular cualquier movimiento.
El pasado viernes, las cifras laborales en los Estados Unidos resultaron ser un poco más débiles de lo previsto. Se esperaba que la tasa de desempleo fuera del 4,1% y acabó siendo del 4,3%, mientras que las solicitudes iniciales de desempleo se estimaban en 236.000 personas, pero resultaron ser de 249.000. Sin embargo, estos datos son relativamente inofensivos en otro contexto. En los Estados Unidos y en otros países desarrollados, las tasas de desempleo siguen siendo considerablemente inferiores a su promedio a largo plazo, gracias a la fuerza predominante de los servicios, que constituyen más del 70% de las economías desarrolladas y casi dos tercios de la economía global. Las proyecciones para el crecimiento económico mundial mantienen firmes para 2024 y 2025, estabilizándose en un +3,2%, que es el mismo porcentaje obtenido en 2023.
No hay un indicador económico que justifique estos cambios. Entonces, ¿a qué se debe esto? Por una parte, el 10 de julio empezó una potente rotación dentro del mercado de valores. Se observaron caídas en un selecto grupo de empresas que habían experimentado un crecimiento excesivo, como las llamadas siete magníficas y las empresas relacionadas con la inteligencia artificial y el segmento de hardware. Al mismo tiempo, las empresas consideradas como «bargains», como las de capitalización pequeña, aumentaron. Esta tendencia se mantendrá y es beneficiosa para el mercado.
Por otro lado, existen inversionistas ansiosos por que la Reserva Federal de Estados Unidos reduzca las tasas de interés, las cuales se han mantenido durante el último año en un rango del 5.25% al 5.50%, a pesar de que la economía estadounidense continúa siendo fuerte. El presidente Powell insinuó, sin confirmarlo, que la reducción podría comenzar en septiembre. Muchos inversionistas esperaban un compromiso de este tipo que, finalmente, no se dio. Las tasas de interés a corto plazo deben, por supuesto, disminuir. Se encuentran por encima, tanto de su promedio histórico como de lo que la regla de Taylor sugiere. Sin embargo, será la Reserva Federal la que determinará el momento, sin ceder a las presiones del mercado.
Por tanto, nos encontramos ante una huida veraniega que debe ser aprovechada.
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