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¿Prodigio de España?

Las perturbaciones políticas cotidianas a menudo nublan la comprensión de las causas de un crecimiento económico que impresiona por su vigor. Es verdad que, desde la primavera, instituciones como la Comisión Europea o el FMI proponían aumentos en el PIB para 2024 superiores al promedio de la eurozona (un 2,4% el FMI y un 2,1% la Comisión), al mismo tiempo el Banco de España en junio preveía un aumento del PIB del 2,3%; concomitantemente, los servicios de pronóstico privados han incrementado el crecimiento proyectado para 2024 (panel de pronósticos de Funcas de julio de 2024) en tres décimas, llegando al 2,4%.

En resumen, mayores avances en la actividad en comparación con otros países significativos de la UE y constantes revisiones ascendentes.
Los datos recientes respaldan esta perspectiva. El martes, el INE revelaba que el incremento del PIB en el segundo trimestre había sido de un 0,8% trimestral, al igual que el primer trimestre, sugiriendo un crecimiento más próximo al 3% que al 2,5%.

El pasado viernes, la EPA comunicó una progresión anual del empleo en abril-junio del 2%, es decir, unos 426.000 nuevos puestos de trabajo. No está nada mal.
Dónde estarían la demanda o la recaudación estatal sin la inmigración
Los factores de esta tendencia son numerosos. Desde el exterior, las políticas del BCE y la Comisión y, dentro del país, algunos pueden ser, la fuerte disminución de la deuda privada (del 203% del PIB en 2009 al 125% en 2023), el triunfo en las exportaciones (entre 1995 y 2023, las exportaciones de bienes y servicios aumentaron del 22% al 42% del PIB) o la inclinación hacia sectores personales con alta intensidad de mano de obra y baja productividad.

El tema de la inmigración se alza cuando se analiza su impacto en la economía. Según el Banco de España, casi el 40% del aumento del Producto Interno Bruto a principios del 2000 se atribuyó a este fenómeno y hoy en día se puede observar algo similar, dado que los inmigrantes aportan en aspectos como crecimiento poblacional, generación de empleo y formación de hogares. No se puede ignorar que en el periodo 2021-23, aunque la población en España ha crecido en 684.000 personas, este cambio se debe en gran parte al incremento de casi 950.000 inmigrantes, y no a un aumento de personas nacidas en España, cuyo número ha disminuido en 264.000. En cuanto al empleo, más del 60% de los 2,8 millones de puestos de trabajo generados entre 2017 y 2023 han sido cubiertos por personas extranjeras o con doble nacionalidad, predominancia que se ha acentuado en el último trimestre con 318.000 inmigrantes ocupando de los 426.000 puestos creados. Este impacto demográfico y laboral también se refleja en el numero de hogares, aumentando de un promedio de 69.000 nuevas familias por año entre 2012 y 2019, a más de 165.000 desde entonces hasta 2023, incluso considerando una disminución en 2020. Sería difícil imaginar cómo estarían hoy la demanda de viviendas, la inversión, el consumo y los ingresos del estado sin estas contribuciones. Así que en medio de un debate sobre inmigración cada vez más complejo, es importante recordar su contribución vital, en el pasado, ahora y en un futuro, a nuestro bienestar general.

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