La fábrica de Ford en Almussafes, que actualmente atraviesa una etapa de producción extremadamente baja similar a la de 2009 y 2010, ha comenzado a registrar las primeras desvinculaciones laborales de un expediente de regulación de empleo (ERE) que afecta a 626 empleados.
Cuando finalicen las vacaciones de verano, la plantilla se habrá reducido en 400 personas.
Estas desvinculaciones representan el 65% del total de personas afectadas por el ERE, por lo que el saldo restante se resolverá entre septiembre y diciembre, así lo ha comunicado este miércoles el sindicato UGT, mayoritario en la planta valenciana.
La fábrica produce a niveles comparables a los de los años 2009 y 2010, tras el cese de la producción de la furgoneta Transit en abril y la decisión de mantener un único modelo, el Kuga, durante tres años, hasta la llegada del vehículo multienergía anunciado por la multinacional para 2027.
Durante este periodo, se aplica un ERTE para 996 empleados desde el 18 de julio y hasta fin de año. A este le seguirá otro ERTE, este singular, dispuesto por el Gobierno español con el apoyo de la Generalitat.
La fábrica aún espera conocer el mecanismo de acompañamiento que activará el Gobierno.
El sindicato UGT ha comunicado a sus afiliados de Ford antes del receso veraniego que se avecina “el último recorte” de personal en la planta con el objetivo de optimizar la estructura y encarar “el enorme desafío” que supone el futuro de Ford en Europa “en las mejores condiciones posibles”.
«Estamos presenciando el fin de una era en la historia de nuestra fábrica, así como el cierre de un capítulo para muchos de nuestros compañeros», señala el comunicado, que atribuye esta situación a las consecuencias del cambio de modelo experimentado en la industria automovilística, o “mejor dicho” a los atrasos que estos cambios están generando.
La comisión del Observatorio para la Electrificación se encargará de supervisar tanto los progresos en las inversiones como en la presentación del nuevo automóvil. Además, también se encargarán de analizar la condición socioeconómica y la «electrificación completa» de la fábrica.