Es asombroso el incremento global del «venture capital», que aunque algunos lo interpretan como «capital riesgo», en verdad son fondos destinados a proyectos de negocios con potencial de éxito, alentando la constitución de nuevas empresas con posibilidad de lograr un crecimiento sólido y gran éxito.
Hace medio siglo, la figura del emprendedor no gozaba de mucho prestigio. Las personas o los grupos que creían en una idea y estaban dispuestos a luchar por ella, requerían financiamiento. El camino desde la idea hasta su introducción en el mercado requería recursos durante un periodo que a veces se alargaba.
Resultaba complejo prever el tiempo necesario para diseñar adecuadamente el producto o servicio, producirlo y venderlo. Sin embargo, ciertos inversores que habían tenido experiencias exitosas en el pasado, decidieron enfocarse en invertir en oportunidades con perspectivas positivas. Aún así, estos inversores suelen evitar grandes inversiones y largos periodos de espera para recuperar su inversión con buenos rendimientos.
Howard Stevenson, profesor de la Harvard Business School, fue posiblemente uno de los primeros en establecer un fondo de capital riesgo en 1970. El siguiente año lanzó un curso acerca de emprendimiento, siendo también el primero en su tipo a nivel mundial.
Desde hace varios años en el IESE creamos un fondo de capital riesgo para aquellos alumnos o egresados interesados en fundar una empresa y con un sólido plan de negocio, para que pudieran obtener financiamiento dentro de nuestra institución. Este método ha tenido mucho éxito, contribuyendo al lanzamiento de más de 60 empresas.
Muchas otras escuelas de negocios replicaron el modelo, creando sus propios fondos de capital riesgo. Todo apunta a que la experiencia de emprender se vuelve cada vez más atractiva y muchos ejecutivos buscan dedicar tiempo para realizar inversiones emprendedoras que puedan compaginarse con su labor en la compañía en la que trabajan.
Numerosos líderes empresariales combinan su trabajo con el apoyo e inversión en emprendimientos. En el pasado, era común que aquellos con generosas compensaciones de sueldo y bonos basados en el rendimiento de sus empresas, destinaban sus ahorros al mercado inmobiliario. Aunque esta práctica no ha desaparecido del todo, muchos han comenzado a invertir en planes de negocio, lo que les permite establecer valiosas conexiones al colaborar en proyectos con otros inversores y respaldar nuevos emprendimientos. Además, les permite mantenerse actualizados con los avances tecnológicos y los cambios en el mundo empresarial.
La satisfacción de estos inversores es palpable cuando cuentan que, a pesar de la reciente crisis económica que obligó a muchas empresas a recortar su personal, ellos han contribuido en el inicio de startups que han generado nuevos empleos. Sin duda, una gran gratificación. Invertir en nuevos negocios es otra forma de ahorrar.
La inteligencia artificial redefine los perfiles laborales y la estructura directiva en las empresas.
Descubre los días festivos nacionales y locales que marcarán el año 2025 en España.