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El protector de Sánchez

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha encontrado un respiro en el buen estado actual de la economía española. Este alivio financiero lo ha mantenido firme frente a las acusaciones de corrupción que afectan a su esposa, Begoña Gómez, su hermano, David Sánchez, y su antiguo colaborador, José Luis Ábalos (Caso Koldo).

Además, su gobierno enfrenta inestabilidad debido a conflictos entre sus colaboradores de gobierno, Sumar y Podemos, y tensiones en el frente catalán.

A pesar de la agitación política, evidencia de una economía en recuperación parece estar reforzando su posición frente a Alberto Núñez Feijoo, el líder opositor que exhibe una pérdida de ímpetu.

Para Sánchez, sus aciertos en política exterior y el fortalecimiento de la economía española son baluartes significativos, a pesar de que muchos hogares aún no perciben el impacto completo de la recuperación económica. Aún con estas luces al final del túnel, hay reconocimiento de que la situación podría mejorar. La tensión política, amenazas a las instituciones y la ausencia de reformas han debilitado la recuperación económica provocada por la ayuda europea tras la recesión causada por la pandemia y el conflicto en Ucrania.

No obstante, el crecimiento económico parece garantizado para el saldo de la legislatura. Los datos presentados por el Gobierno son indiscutibles, pero el camino a seguir podría verse amenazado por el desencuentro con los separatistas catalanes. La oportunidad está sobre la mesa, sería una lástima que se desperdiciase.

Parece que la economía sigue una trayectoria de crecimiento continuo hasta el final del término gubernamental; la inflación está mantenida, la ocupación aumenta, la industria exterior se sostiene fuerte, y el déficit del gobierno continúa reduciéndose. Incluso la considerable deuda podría caer al menos del 100% del PBI en los próximos cinco años. Todo esto se está dando a pesar del débil crecimiento de la Unión Europea y que Alemania está a las puertas de una recesión. Esto es precisamente lo que podría obligar al Banco Central Europeo a reducir las tasas de interés nuevamente, beneficiando así a España.

Todo apunta a una prosperidad económica duradera, que podría intensificarse aún más con el fin de los conflictos en Ucrania y Gaza. Estados Unidos ha retomado su papel de motor de la economía global, y podría crecer aún más con una hipotética victoria de Donald Trump.

En esta atmósfera de prosperidad, un gobierno firme debería apoyar a las empresas, proporcionarles un marco estable, disminuir sus costos laborales y fiscales y fomentar inversiones en tecnología para crear un entorno de seguridad jurídica.

Desafortunadamente, el actual gobierno está haciendo lo opuesto. A causa de su debilidad en el parlamento, persiste en su conflicto con los empresarios, lo que es un error serio y producto de la alianza con Yolanda Díaz, que siente la necesidad de recurrir a un discurso populista radical para mantener su posición. Este es el verdadero punto débil de Sánchez, quien todavía necesita demostrar que puede pasar el presupuesto, o al menos una moción de confianza.

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