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El Gobierno aprobó este lunes 8 de noviembre un nuevo impuesto de plusvalía cuyo diseño será un alivio para los que compraron un piso durante la burbuja inmobiliaria.
Los contribuyentes que compraron una vivienda entre 2008 y 2011 tendrán bases imponibles más laxas en el cálculo de la cuota del impuesto.
Además, estarán exentas del nuevo tributo aquellas ventas que estén situadas por debajo del precio de compra. Esto significa que a priori beneficiará a quienes compraron un piso a precios muy elevados y necesiten ahora capitalizarlo.
Los cambios en el impuesto llegan apenas 10 días después de que el Tribunal Constitucional rechazara el anterior.
El pasado 26 de octubre, el TC declaró que este impuesto no estaba ajustado a derecho cuando su importe fuera superior al beneficio. Los magistrados alegaron que, si la cuantía a pagar es superior a la ganancia obtenida con la compraventa, «se estaría tributando por una renta inexistente». Esto sería contrario al principio constitucional de «no confiscatoriedad». Por otro lado, calculan que el 50% de los ayuntamientos cobran este impuesto que grava el incremento del valor del terreno y que constituye su segunda fuente de ingresos tras el IBI.
La portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez, mantuvo que el nuevo impuesto es una «muy buena noticia» tanto para los entes locales como para los ciudadanos. Para los primeros porque implica que «no tendrán que recortar servicios». Respecto a los segundos, porque los ciudadanos «no tendrán que pagar impuestos cuando no les corresponde, es decir, cuando no han ganado dinero con la compraventa de su casa». El nuevo tributo entrará en vigor previsiblemente mañana miércoles 10 de noviembre.
En una nota de prensa posterior, el Ministerio de Hacienda aportó más información sobre el nuevo diseño del impuesto. El departamento de María Jesús Montero explicó que también serán gravadas las pluvalías generadas cuando transcurra menos de un año entre la compra y la venta, «que puedan tener un carácter más especulativo».
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