Hay muchas empleadas de hogar olvidadas en España que han perdido el trabajo y siguen sin cobrar el paro desde marzo.
Uno de los trabajos mas precario de España va a peor por culpa del Coronavirus, sin duda, pero no todo puede ser atribuido a la pandemia. Estamos hablando de las trabajadoras domesticas, que llevan a cabo cada dia tareas necesarias, casi siempre esenciales, que pero viven siempre como invisibles en el mundo del derecho laboral español.
Hoy las trabajadoras domestica españolas – junto a millones de parados en la desescalada – se ven mas afectadas que nunca por parte de la pandemia, y muchas de ellas se consideran empleadas de hogar olvidadas porqué no hay ninguna protección social y ningún derecho que las respalde.
El Ministerio de Trabajo difundió el pasado mes de julio un informe alarmante: de las 32000 solicitudes de subsidio extraordinario para empleadas de hogar – hasta la mitad del mismo mes – solo 67 se habían admitido.
Empleadas de hogar olvidadas
Vale la pena recordar que los datos proporcionados por Trabajo no llevan actualizados desde el 8 de julio. Mientras tanto vale al igual recordar que muchas trabajadoras de hogar perdieron el empleo sin derecho a indemnización en cuanto España declaró el estado de alarma. El drama de estas trabajadoras se volvió mas profundo por el retraso del Gobierno Sanchez en aprobar medidas sociales y laborales las mas rápidas posibles, no obstante se volvió viral el lema ‘no vamos a dejar a nadie atras’.
De todas formas son datos que chocan evidentemente con respeto a otras medidas excepcionales como los ERTE – aunque siguen sin cobrar el paro millares de trabajadores españoles – sobe todo si se compara el numero de empleadas de hogar declaradas en la ultima EPA (encuesta de población activa): 580.500 personas trabajando en ambito domestico. «Encontrar a una trabajadora que haya cobrado el subsidio es cómo buscar una aguja en un pajar» ha declarado al periodico 20Minutos Carolina Elías, una de las portavoces SEDOAC y Grupo Turín , apuntando ademas que existe un «menosprecio institucional a este trabajo« y muchos obstáculos – como la firma digital- para que las trabajadoras domesticas puedan acceder a la demanda de paro.
